Pedro Sánchez zanjó en la madrugada del martes el debate en torno a la actitud del Ejecutivo sobre la defensa del juez Pablo Llarena. Tras la ambigüedad que provocó las críticas de la inmensa mayoría de asociaciones de jueces y fiscales, el presidente del Gobierno, de viaje oficial en Chile, señaló que la defensa del magistrado del Tribunal Supremo, instructor de la causa que investiga el proceso independentista del pasado otoño, es una "cuestión de Estado". El líder socialista, que también anunció que antes de que acabe el año celebrará un Consejo de Ministros en Barcelona y otro en Andalucía, empleó palabras contundentes para consumar el viraje de la Moncloa en el proceso que afecta al juez a raíz de la denuncia presentada en Bélgica por Carles Puigdemont y varios 'exconsellers'.

"La defensa de nuestro sistema judicial no es una cuestión privada, es una cuestión de Estado. Lo que el Gobierno ha hecho ha sido atender los requerimientos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). No es una cuestión de defender a uno u otro juez. El Estado debe defender su soberanía jurisdiccional cuando esta se pone en cuestión. Esta no es una cuestión privada", dijo Sánchez en Santiago de Chile junto al presidente del país andino, Sebastián Piñera, en la primera jornada de una gira latinoamericana que también le llevará a Bolivia, Colombia y Costa Rica.

A mediados de agosto, el CGPJ pidió a los ministerios de Justicia y Exteriores acciones para "asegurar la integridad e inmunidad de la jurisdicción española". Sin embargo, en su primera reacción, el pasado jueves, el Ejecutivo emitió un comunicado en el que aseguraba que no pensaba sufragar la defensa del magistrado del Tribunal Supremo por sus "expresiones o manifestaciones privadas". Un día después, en la Moncloa, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, trasladó un mensaje similar.

La denuncia presentada en Bélgica por Puigdemont y varios 'exconsellers' se basa en unas palabras de Llarena, pronunciadas durante un acto en Oviedo el pasado febrero, en las que negaba que los dirigentes independentistas en prisión provisional fuesen presos políticos. Para el 'expresident', el juez "prejuzgó" con esta declaración los hechos que investiga.

El domingo, tras la presión recibida, la Moncloa divulgó un nuevo escrito en el que trasmitió una posición distinta. El Ejecutivo, señalaba el texto, inició "hace días los mecanismos para la defensa de la soberanía jurisdiccional española y del juez Llarena". El Gobierno no hizo esta vez distinción entre las consideraciones que la denuncia presentada por Puigdemont lleva a cabo sobre el sistema judicial español (al que compara con el de Kazajistán) y las palabras de Llarena, que está citado a comparecer en un juzgado de Bruselas el próximo 4 de septiembre, aunque puede hacerlo por medio de su representante legal. Sánchez fue todavía más claro este martes.

La propuesta, el autogobierno

Ante las dudas planteadas por el actual 'president', Quim Torra, sobre una supuesta ausencia de propuestas del Gobierno central en Catalunya, Sánchez insistió en que su receta no pasa por un referéndum de autodeterminación, como reclama el independentismo, sino por avances en el autogobierno. "La propuesta es unir a los catalanes en torno a un proyecto que supere esta división. La sociedad catalana ha demostrado en los distintos procesos electorales que apuesta por el autogobierno. Esa es la propuesta del Gobierno. Ser respetuoso con el autogobierno de Catalunya", explicó Sánchez, poniendo como ejemplo la futura retirada, a partir de septiembre, de los recursos ante el Tribunal Constitucional planteados por el Ejecutivo de Mariano Rajoy contra leyes catalanas, muchas de ellas sociales y apoyadas por el PSC en el Parlament.

Sánchez, que en otoño se verá con Torra en Barcelona (será su segunda reunión, tras la celebrada el pasado 9 de julio en la Moncloa) fue más allá, anunciando el próximo traslado de su Ejecutivo a tierras catalanas. "Lo que va a hacer en los próximos meses el Gobierno es sacar el Consejo de Ministros de Madrid. Antes de que acabe el año, celebraremos dos consejos de ministros fuera de Madrid, uno en Andalucía y otro en Catalunya. Vamos a ir a Barcelona para hablar con los catalanes y demostrarles un compromiso que se va a demostrar con hechos", explicó.

Sobre la investigación abierta por la fiscalía a los Mossos por identificar a personas que retiraban lazos amarillos, Sánchez dijo dos cosas: que el ministerio público actuaba con autonomía y que el independentismo jugaba a la confusión al negar esta realidad. "Algunas veces escucho alguna declaración de los dirigentes independentistas catalanes y tengo la certeza que aprovechan para confundir a la ciudadanía. La fiscalía es autónoma. Y el Gobienro respeta su autonomía. La fiscalía está obligada a pedir esa información, como ha hecho", concluyó.

El presidente de Chile augura que el poder cambiará "la cara" de Sánchez

Sebastián Piñera, presidente de Chile, es un dirigente locuaz, desinhibido. En el 2013, durante su primer mandato, en lo peor de la crisis económica que castigó a España, recibió así en Santiago a Mariano Rajoy: "Bienvenido a un mundo mejor". Esta vez aprovechó la visita de Pedro Sánchez para vaticinar cambios faciales en el jefe del Ejecutivo español. "El presidente Sánchez lleva solo dos meses. Véanle la cara. Se nota que lleva solo dos meses", señaló, dando por hecho que la relajación que mostraba su rostro iba a dar paso a otra expresión en los próximos tiempos. Sánchez sonrió a su lado.