Si alguien esperaba que Pedro Sánchez presionara en Barcelona al independentismo para que apruebe los Presupuestos del Estado mediante algún guiño adicional o con la amenaza de un adelanto electoral, se equivocaba. El presidente del Gobierno no solo no usó el espantajo de las urnas, sino que dejó claro al PP y a Ciudadanos que «esperen sentados hasta el 2020» y lanzó críticas al soberanismo, que subieron de tono en la intervención del candidato a la alcaldía de Barcelona, Jaume Collboni.

Sánchez no se refirió en ningún momento al PDECat y a ERC cuando habló de sus cuentas. Se limitó a pedir el apoyo «a todas las fuerzas parlamentarias». El único que fue explícito fue el primer secretario del PSC, Miquel Iceta. «Les pido a los partidos independentistas que no caigan en la contradicción de, por un lado, pedir más recursos y, por otro, votar no a este proyecto. Será imposible para alguien que quiera decir que gobierna para los intereses del país, de los catalanes, haber patrocinado un voto negativo a este Presupuesto», argumentó.

CONFLICTO LARGO

En lugar de seducción, hubo reproches por parte de Sánchez al soberanismo: «¿No va siendo hora de que la Generalitat gobierne y resuelva los problemas de los ciudadanos? Lo siento, señores independentistas, ustedes no tienen la mayoría social en Cataluña», zanjó, al tiempo que avisaba de que la resolución del conflicto va a tardar tiempo, dado que la oposición en España no favorece una solución.

El otro eje del discurso del líder del PSOE y de buena parte del mitin en su conjunto fueron «las tres derechas» españolas (PP, Ciudadanos y Vox). «Son los voxsonaros de la política española», describió, asegurando que el PP va a la «bancarrota ideológica» al pactar con Vox en Andalucía. «Quien elige de adversario a las mujeres, pierde seguro», avisó en relación al partido ultra y sus planteamientos contrarios a las políticas de igualdad y de lucha contra la violencia machista.

En su intervención inicial, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, se dedicó a atacar a la alcaldesa de Barcelona y candidata a la reelección, Ada Colau, de quien dijo que «ha fracasado» en su gobierno. «Ha fracasado en seguridad, vivienda, turismo... De hecho, solo tomó una decisión buena, que fue pactar con nosotros», sostuvo el máximo dirigente socialista, que también apeló al independentismo a apoyar las cuentas de Sánchez.

CRÍTICAS DE BATET

En cualquier caso, fue la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, la que lanzó mayores críticas al soberanismo al que minutos antes Iceta había pedido el apoyo a los Presupuestos. «No piensan ni gobiernan para la gente del país y solo miran por sus intereses», afirmó la ministra, al mismo tiempo que acusó a la Generalitat de no gobernar y de haber roto «con la democracia y la convivencia» hace un año.

Por su parte, el alcaldable del PSC en Barcelona, Jaume Collboni, basó la presentación de su candidatura más en los ataques al independentismo y a Colau que a la definición de un proyecto programático concreto. «Decía Miterrand que el nacionalismo es la guerra. Y en Cataluña sabemos los estragos que está causando el procés de quienes proponen levantar fronteras para solucionar nuestros problemas y no se dan cuenta de que las únicas fronteras que han levantado no es con el resto de Estado, sino entre los catalanes, entre amigos y familias», dijo. Para Collboni, el secesionismo obvia los problemas reales, se basa en «mentiras y engaños» y «esconde la corrupción».

A Colau, el candidato socialista la acusó de «incumplimientos, incompetencia», de estar «al servicio del independentismo» y de haber hecho «homenajes y tratar como héroes a alcaldes independentistas, mientras en el país se señalaba a concejales del PSC». «Cuando ha tenido que escoger entre independentistas y barceloneses (sic), ha escogido a los independentistas y eso la gente lo ha visto. Barcelona se ha parado, está mal gobernada», remachó Collboni, quien también lanzó dardos contra el candidato apoyado por Ciudadanos, Manuel Valls, por el pacto del partido naranja con el PP y Vox en Andalucía. Por eso le definió como «embajador del pacto de la vergüenza».

En relación con las alianzas poselectorales, Collboni aseguró que si es alcalde, la ciudad no será «moneda de cambio» ni «campo de batalla» del independentismo. Y más que propuestas lanzó conceptos: defendió una Barcelona «europea, abierta, acogedora, de los derechos sociales, de las personas, del combate por la igualdad, la vivienda, el trabajo digno...».