Pedro Sánchez se esforzó este viernes en bajar el tono con Quim Torra. Tras el impacto causado por sus declaraciones del día anterior, en las que lanzó un aviso al 'president' de la Generalitat sobre los efectos de volver a la "vía unilateral", el jefe del Ejecutivo rebajó el tono. El Gobierno no quiere que la escalada verbal vaya a más. El mensaje a Torra fue doble: pidió al líder independentista que "dé una oportunidad a la política" y le emplazó a dirigirse a "toda Catalunya" no solo a la "parte" que comulga con sus postulados.

"Dentro de la Constitución hay un espacio enorme en el que podemos a dialogar. Hay que dar una oportunidad a la política. Dentro de las comisiones bilaterales Estado-Generalitat que se han empezado a constituir hay un espacio enorme", dijo el presidente del Gobierno en San José de Costa Rica, en la última jornada de su gira latinoamericana, que le ha llevado esta semana a visitar también Chile, Bolivia y Colombia.

"En Catalunya se tiene que abrir un diálogo entre catalanes. Catalunya tiene que hablar consigo misma. Catalunya tiene que hablar con Catalunya. Torra se dirige a solo una parte de la sociedad catalana. La mayoría de la sociedad catalana se ubica en el autogobierno, no en la independencia. La propuesta del Gobierno es autogobierno, Constitución y Europa. En torno a esos tres ejes nosotros estamos dispuestos a dialogar", insistió Sánchez.

La presunta "amenaza"

El Gobierno intenta así no contribuir con sus declaraciones a la tensión territorial. Considera que una escalada de este tipo solo beneficia al independentismo. Sin embargo, las palabras de Sánchez desde Bogotá el pasado jueves contribuyeron a calentar el ambiente. "Torra sabe cuál es el camino que depararía volver al unilateralismo, volver a la quiebra de la legalidad, volver al desacato", dijo el presidente del Gobierno.

La tesis no era novedosa, y el Ejecutivo insiste en que no se encuentra entre sus planes una nueva suspensión de la autonomía catalana, pero las palabras del líder socialista, que aludían al 155 sin citarlo, fueron interpretadas por el 'president' de la Generalitat como una amenaza. "Me han sorprendido porque creía haber entendido que a un problema político como el que tiene Catalunya, en el ejercicio de su autodeterminación, le íbamos a aplicar una solución política. Y de repente nos encontramos con la amenaza de que se nos puede aplicar el 155", dijo Torra en Perpiñán (Francia).

El jefe del Ejecutivo y el 'president' de la Generalitat se reunirán en octubre en Barcelona, en la segunda cita de este tipo, tras la que mantuvieron en julio en Madrid. Las relaciones entre ambos dirigentes habían estado marcadas hasta ahora por el tono más o menos conciliador y la mutua expectación, pero el Ejecutivo teme entrar en la espiral contraria. Los colaboradores de Sánchez, en este sentido, insisten en que sus palabras desde Bogotá, donde se reunió con el presidente colombiano, Iván Duque, no suponen ninguna novedad. Se limitan, continúa esta versión, a trasladar "lo obvio": el papel del Ejecutivo como garante de la legalidad. El Gobierno continúa confiando en que el 'president' no vaya más allá de la "inflamación" verbal.