El secretario general del PSOE aprovechó su visita a Catalunya, previa a la que hará el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para exigirle a este que abra de una vez el diálogo con Cataluña para frenar el desafío soberanista y que se deje de querellas y presiones. Tras reunirse el jueves por la noche con dirigentes de grandes empresas, ayer por la mañana Sánchez lo hizo a puerta cerrada con miembros de pymes, de colegios de notarios y de abogados, economistas y personas del mundo de la cultura para recabar sus opiniones sobre la situación de Catalunya y explicarles su apuesta por una reforma constitucional como la mejor vía para solucionar el contencioso con España y evitar una ruptura.

"EL PEOR PRESIDENTE"

El líder socialista criticó la actitud de «inmovilismo» de Rajoy en este conflicto, consideró inadmisible que hubiese tardado tres días a comparecer para reaccionar ante las votaciones del 9-N, y sentenció que la forma de responder a este problema demuestra que se trata «del peor presidente de la democracia española en el peor momento que está pasando la reciente democracia española».

Sánchez recalcó que en estos momentos lo más importante es que se refleje una voluntad de diálogo que sirva para desactivar la tensión actual. Aseveró que el PSOE quiere tener un papel activo en esta negociación, porque considera que la creciente desafección catalana «es una problema de España».

Para activar este diálogo, hizo varias propuestas a Rajoy. Desde la apertura inmediata de negociaciones con Mas sobre los 23 puntos que le expuso este antes del 9-N para mejorar el autogobierno de Cataluña, hasta la apertura en el Congreso de un proceso de reforma de la Constitución como propone el PSOE, pasando incluso por reuniones conjuntas de Rajoy, Mas y él mismo para buscar salidas pactadas con voluntad de permanencia con los dos grandes partidos de ámbito español.

Más concretamente, el socialista abrió la puerta a blindar las competencias en lengua y educación en Cataluña y negociar una mejora de la financiación, aunque descartó el concierto económico.

En un claro tono conciliador, Sánchez se distanció de las recientes declaraciones de Alfonso Guerra en las que este descalificó las votaciones del 9-N y el independentismo. El líder del PSOE recalcó que el «independentismo es una opción tan legítima» como cualquier otra, pero que a él lo que le interesaba era «la igualdad y no las identidades».