El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reunió este miércoles con el expresidente de Estados Unidos Barak Obama para intercambiar ideas sobre la evolución de las medidas en la lucha contra el cambio climático, una de las principales preocupaciones globales de ambos líderes. El encuentro, de apenas media hora, ha servido para presumir de química en las puertas de la campaña electoral del líder socialista. El exmandatario norteamericano además se ha interesado por las políticas que el ejecutivo español lleva a cabo en materia de empleo, educación y acceso a la vivienda de los jóvenes, aspectos con los que Obama se muestra muy comprometido tras dejar la Casa Blanca y a los que dedica gran parte del tiempo a través de una fundación.

Las nuevas generaciones, gracias al acceso a la tecnología, son más sofisticadas y sin miedo a las diferencias o los cambios, dijo Obama durante su conferencia en la Cumbre Global de Turismo de la WTTC, por lo que auguró que serán ellas quienes nos ayuden a asentar los derechos civiles y de la mujer.

En el encuentro, celebrado justo después de la charla, Sánchez y Obama han demostrado una gran complicidad como miembros de una misma corriente política, la progresista, según fuentes de La Moncloa. Así, han compartido sus preocupaciones por alcanzar la igualdad de género plena, convencidos como están de que el siglo XXI es el siglo de las mujeres. El expresidente norteamericano también se ha interesado por las medidas que España lleva a cabo en materia de lucha contra el cambio climático, ya que ambos dirigentes coinciden en que es el reto que pone en peligro el planeta a corto plazo.

Obama se convirtió en el gran reclamo del encuentro, que reúne a los principales actores del sector turístico internacional. Llegó la noche antes, se alojó en uno de los hoteles emblemáticos de la ciudad y aprovechó para hacer un poco de turismo antes de acudir al Palacio de Congresos. Allí, después de atender a la cola de visitantes y compromisos que esperaban pacientemente para hacerse una foto con él (previo pago), disertó de lo divino y lo humano con el director de la WTTC y CEO de la cadena hotelera Hilton. Se desveló fascinado con la oportunidad de viajar con sus hijas y descubrir el mundo a través de sus ojos, y sin olvidarse de ellas, aludió al movimiento #MeToo cuando apeló a la necesidad de que los destinos turísticos refuercen las medidas de seguridad para mejorar la confianza de las mujeres que viajan solas.

El expresidente americano señaló la capacidad de los viajes, y el turismo, para mejorar la capacidad de empatía y de ponerse en el lugar del otro. La mejor diplomacia es reconocer la cultura, las costumbres y los recuerdos del otro, llegó a decir, cuando se sienten reconocidos, hay más tolerancia con su perspectiva sobre nosotros, una afirmación que vale tanto para personas como naciones. No obstante, consideró que la disrupción que provocan las tecnologías, y el cambio climático que destruye no solo lugares emblemáticos y visitados sino los hogares de la gente, son los grandes retos a los que se enfrenta la industria turística. La buena noticia es que se pueden hacer cosas, aunque la mala es que las políticas no están adaptadas para enfrentarse esos retos, afirmó.

Cuando la gente tiene que adaptarse rápido a los cambios y piensa que su estabilidad se erosiona y su país se daña, es cuando surgen los muros reales y metafísicos para preservar lo que son, afirmó, un fenómeno global como demuestran el Brexit o los populismos en Canadá y Europa. Son caminos peligrosos, yo creo en unir a la gente, no en separarla, dijo, por eso el beneficio del turismo es recordar el valor de la diversidad.

En su conferencia, de apenas una hora, Obama tuvo tiempo incluso de apelar a sus viajes de juventud, como un recorrido en bus nocturno entre Madrid y Barcelona compartiendo con su compañero de asiento, pese a no compartir idioma, un poco de pan y vino. Llegar a Barcelona al amanecer y pasear por La Rambla fue memorable, recordó.