Votación de vértigo hoy en el Congreso. Pedro Sánchez se juega la estabilidad de la legislatura si no consigue sacar adelante la senda de déficit, que es el primer trámite para poder presentar el anteproyecto de los Presupuestos del 2019 en otoño. El Ejecutivo redobla sus esfuerzos negociadores porque este jueves a última hora continuaba sin tener amarrados los apoyos imprescindibles para conseguir arrancar una aprobación. Solo cuenta con los cinco síes de los diputados del PNV. Para atraer al resto de sus aliados la Moncloa está negociando en las últimas horas en dos direcciones.

Por un lado, atender las reclamaciones particulares de cada uno de esos socios, que son diversas. Por otro, garantizarles que su voto no es en vano, no es improductivo, no es un compromiso que la mayoría absoluta absoluta del PP en el Senado vaya a convertir en estéril al tumbar la propuesta que saliese aprobada en el Congreso este viernes.

¿Cómo? La vicepresidenta, Calmen Calvo, transmitió el miércoles a algunos de sus socios la propuesta del Gobierno de reformar el artículo 15 de la Ley de Estabilidad Presupuestaria, según confirman fuentes de máxima solvencia. Mariano Rajoy la modificó en el 2012 para dar a la Cámara Alta la última palabra en la tramitación de la senda de déficit. Ahora, Sánchez quiere revertirla y devolver al Congreso la decisión final, como sucede en el resto de asuntos parlamentarios.

NO SE PODRÁ VALIDAR / La reforma, sin embargo, difícilmente pude validarse antes del verano. Debe ser aprobada por el pleno y no valdría el visto bueno de la Diputación Permanente, sino que este órgano debería convocar un pleno con la totalidad de los diputados que la validase. Si se hace mediante un proyecto de ley el trámite es más rápido que con una proposición, ya que esta última necesita previamente de una toma en consideración. El Ejecutivo sí podría enviar el proyecto de ley a las Cortes ahora y aprobarlo a final de agosto, como expectativa más optimista.

Fuentes que han dialogado con el Gobierno explican a este diario que el Ejecutivo confiaba en que el PP no vetaría la senda de déficit en el Senado. Consideraban que la flexibilización de dos décimas en los objetivos marcados por Bruselas, que da un balón de oxígeno de 2.400 millones a las autonomías, era un argumento de peso para que los conservadores validasen la propuesta en la Cámara Alta, donde atesoran mayoría absoluta.

Según las mismas fuentes, la reiterada negativa del PP, que ha ignorado las llamadas a la «responsabilidad», ha obligado a la Moncloa a maniobrar en los últimos días. Algunos socios critican también la voluntad negociadora del Ejecutivo.

Ponen un ejemplo. El exministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se reunía con los portavoces de los grupos parlamentarios semanas antes de llevar al Congreso la senda de déficit. La actual titular, María Jesús Montero, les llamó (aseguran) el sábado pasado, dos días después de que las comunidades del PP votasen en contra del objetivo de déficit en la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF).

NEGOCIACIÓN AL LÍMITE / A pesar de las dificultades, Sánchez confía con obtener este viernes el mismo respaldo parlamentario que tuvo en la moción de censura, el 1 de junio, a pesar de que ahora sus socios ponen un precio más alto a sus apoyos.

El PDECat se mueve entre la abstención y el sí. Unidos Podemos ha decidido preliminarmente abstenerse, pero podría variar su posición en un encuentro a primera hora. Compromís decidirá también justo antes de que comience el debate en el Congreso, a las once y media. Nadie duda que la coordinación entre estos tres aliados, que se miran de reojo, será determinante para inclinar la balanza en un sentido u otro.

Fuentes del PDECat sostienen que el voto final sobre el déficit dependerá también de si el Gobierno atiende a demandas soberanistas sobre la flexibilización de la regla de gasto respecto a los ayuntamientos.

La Cámara Alta tiene previsto el pleno para el lunes a mediodía y, salvo sorpresas, el PP rechazará con su mayoría absoluta la propuesta del Gobierno, tal y como ya han anunciado diversos dirigentes populares en los últimos días, por no estar de acuerdo con las cifras.