El Gobierno confía en que la polémica de los lazos amarillos no contamine la campaña electoral ni engrose el resultado de los partidos que han rentabilizado hasta ahora el pulso de los independentistas al Estado. Desde Bruselas, Pedro Sánchez pidió ayer a los catalanes que den un «paso al frente» el 28-A en pos de la política: insistió en que las elecciones legislativas son una oportunidad para elegir la convivencia en lugar de atrincherarse en el conflicto.

A nadie se le escapa que el Ejecutivo prefiere que el pulso de Quim Torra al Estado no se convierta en el tema estrella de una campaña que los socialistas pretenden hacer girar en torno a la elección entre el futuro, encarnado por Sánchez, o las derechas nostálgicas unidas en el magma PP, Ciudadanos y Vox. En la Moncloa, son conscientes de que el conflicto catalán da alas a sus adversarios y observan con atención cómo la polémica no se disipa, sino que aumenta con las sucesivas pancartas que el president exhibe en el palacio de la Generalitat.

A cinco semanas de las generales, Sánchez evitó explicar si teme que los lazos reaviven el conflicto sobre la unidad de España y erosionen las buenas expectativas del PSOE para los comicios del 28 de abril. Su respuesta fue, en realidad, un llamamiento a los catalanes para que voten a favor de las respuestas políticas y no del repliegue provocador.

RESOLVER O ENQUISTAR / «Si hay una oportunidad que representa eso, el próximo 28 de abril es que haya una amplia mayoría de catalanes y del conjunto de españoles que demos un paso al frente y apostemos por la política como solución, un instrumento para resolver los conflictos y no agravarlos, y mucho menos para enquistarlos como desgraciadamente se ha hecho estos últimos años, y en particular en los últimos meses, partidos de distinta índole, que están en enquistar el problema, seguir justificando sus propuestas políticas en base a la confrontación», respondió desde la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo.

No les concedió el placer de llamarles por sus nombres, no habló de pronósticos electorales. Pero se mostró convencido de que existe una «amplia mayoría de ciudadanos que quieren pasar página y centrarse en las soluciones» tras una década de conflicto. A ellos apeló. Volvió a repetir que «la independencia no se va a producir» y que es algo que «sabe la derecha y sabe el independentismo». Desde ese convencimiento expresó su deseo de que la apuesta por la política se traduzca en un buen resultado en las urnas.

PSC, ¿PRIMERA FUERZA? / El equipo de Sánchez trabaja desde hace semanas con la expectativa de volver a ser primera fuerza en Cataluña en las legislativas, una plaza que en los dos anteriores comicios generales conquistaron los comuns. El declive que las encuestas pronostican a Podemos y sus confluencias y el efecto Sánchez en la Moncloa, analizan, podrían llevar al PSC a la primera posición el 28-A.

Fuentes gubernamentales indican que la elección de Meritxell Batet como cabeza de lista por Barcelona en lugar de nombres como Josep Borrell con perfil más duro puede estimular al votante moderado hastiado con la crispación.