El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se ha reunido este miércoles, por espacio de dos horas, con el 'president' Artur Mas. El encuentro, según Sánchez, ha sido "transparente" y en él ambos se han explicado en privado lo que públicamente hace tiempo que aseveran. En el caso de Sánchez, que está en contra de la consulta, que la respuesta es una reforma constitucional y, sobre todo "que ningún gobernante tiene derecho a quebrar la ley, ni tampoco a hacer escoger (entre Catalunya y España) a los ciudadanos".

"El PSOE no es equidistante" en este conflicto, ha afirmado el líder del PSOE a la salida de la reunión. "No aceptamos el 9-N, porque la soberanía nacional recae en el conjunto del pueblo español. Y todos debemos decidir, a través de una reforma constitucional que salvaguarde la unidad de España".

A diferencia de una de sus anteriores visitas a Barcelona, cuando era candidato a la secretaría general del PSOE, Sánchez ha evitado usar el término 'nación' para Catalunya, y que motivó cierto revuelo en las aguas socialistas. "Me remito a la Constitución, que usa el término nacionalidades", ha dicho tras ser preguntado varias veces si creía que Catalunya era una nación.

El portavoz del Govern, Francesc Homs, ha señalado que la reunión había sido "cordial". Homs ha comparado la reacción del PSOE ante el conflicto catalán, "proponiendo una reforma constitucional, aunque sea inconcreta" con el "inmovilismo del PP".

Más allá de la actitud de los socialistas, y ceñido al debate sobre el 9-N, en el que PP y PSOE van de la mano, el también 'conseller' de Presidència ha recordado que el proceso hacia la consulta "es el fruto de unas elecciones, las del 2012, y por tanto, un mandato de la ciudadanía". Homs ha aseverado que la oposición a que se vote no se entiende en democracia.