Pedro Sánchez ha apelado en su discurso de investidura a abrir un "nuevo tiempo" basado en el diálogo, una nueva etapa en la que el país "recomience" para alejarse de la crispación, los rencores y de la vía judicial para resolver conflictos que son políticos. El candidato a la presidencia del Gobierno ha abordado la crisis territorial desde el primer instante de su intervención, en la que ha garantizado que "no se va a romper España y no se va a romper la Constitución" por impulsar el entendimiento con quienes piensan distinto y ha llamado a corregir los "desgastes acumulados" del sistema autonómico.

Ha defendido que los acuerdos deben estar dentro de la Carta Magna, pero ha subrayado que "la ley por sí sola tampoco basta", porque si la legislación "es la condición, el diálogo es el camino". En el que ha sido su discurso más empático con las distintas sensibilidades que habitan Cataluña, ha hablado del "dolor" que ha causado la "deriva judicial" y ha reivindicado que "los sentimientos no se imponen ni se prohiben". Ha hecho un reconocimiento expreso de quienes se sienten "agraviados" y quienes se sienten "ignorados en su propia tierra" para subrayar que la clave de la cohesión es compatibilizar percepciones distintas de una España "diversa".

El Gobierno, ha comprometido, se fija como "prioridad absoluta" el diálogo para resolver el conflicto catalán porque, ha dicho, no se puede "asumir la herida territorial como una dolencia crónica destinada a pasar de generación en generación". "Superaremos el conflicto político que desde hace demasiado tiempo erosiona Catalunya y enturbia las relaciones entre Cataluña y España", ha augurado, en un discurdo de algo más de hora y media.

No menciona la consulta

Sánchez ha repasado las líneas programáticas de ese ejecutivo de coalición (que "funcionará como un gobierno unido"), pactado con Pablo Iglesias, pero no ha detallado información sobre el acuerdo con ERC. Al final del discurso sí ha hecho mención a la creación de la mesa entre gobiernos, aunque no ha mencionado la consulta a la que se someterán las decisiones que pueda alumbrar este foro, foco de las críticas de la derecha. "No pediremos a nadie que renuncie a sus principios, solo les vamos a pedir que renuncien a su sectarismo", ha afirmado.

En clave territorial ha vuelto a manifestar su compromiso para un nuevo sistema de financiación autonómica y ha garantizado que se mejorarán las relaciones institucionales con todas las comunidades.

"España son los impuestos"

Todo su discurso ha estado impregnado de una crítica a la derecha por tratar de "apropiarse" del patriotismo o la bandera. En un tono discursivo muy similar al del primer Podemos, ha insistido en que la patria son los servicios públicos y la justicia fiscal. "España es también los impuestos que pagamos", ha dicho.

Entre sus dardos a la bancada derecha ha anunciado que espera más "zancadillas" como las de las últimas horas, pero ha advertido a PP, Vox y Cs (sin nombrarlos) que aunque "agitan sus peores presagios sobre el porvenir de España", él no comparte "sus terrores". "Se equivocan quienes desde la bancada derecha ponen en duda nuestro compromiso con España. Les pido respeto porque el respeto a la pluralidad es también el respeto a España", ha señalado. "Este será un Gobierno que enarbolará y que hará honor a nuestra bandera, nuestras banderas, pero jamás se camuflará tras ellas para herir u oprimir a otros compatriotas", ha sentenciado.

Sánchez ha defendido un gobierno progresista, basado en una idea de libertad alejada del imaginario neoliberal. Desde esa concepción ha defendido el "patriotismo social" , con libertades como la de administrar el fin de la propia vida (ley de eutanasia). Ha confirmado lo pactado con Iglesias. Da derogación parcial de la reforma laboral, la prohibición de nuevas amnistías fiscales, más fiscalidad verde, y medidas para garantizar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, como el fin de la brecha salarial o de las pensiones. La derogación de la ‘lomce’, la religión como asignatura voluntaria que no computará en la nota, políticas para apoyar a los jóvenes a acceder a la vivienda, medidas en materia de memoria histórica y lucha contra la corrupción y el fraude.

Ha admitido que hubiese preferido gobernar en solitario, sin coalición, y también, parafraseando a Bertolt Brecht, que le va a tocar asumir la presidencia "en un tiempo doloroso" en el que hay volver a defender lo obvio porque los consensos sociales se han evaporado.