Pedro Sánchez dejó claro ayer ante sus diputados que la labor que realizarán a partir de ahora, tras su victoria en las primarias, será distinta respecto a la de los últimos meses. Desde la forzada dimisión del secretario general, en octubre, la prioridad del PSOE, pilotado por una gestora muy cercana a Susana Díaz, había sido arrancar compromisos sociales al PP y pactar con el resto de la oposición iniciativas para tumbar leyes conservadoras, pero eso, explicó Sánchez, va a cambiar. «La prioridad es cambiar el Gobierno», dijo el nuevo líder a sus diputados, que permitieron con su abstención la continuidad del Ejecutivo. «Solo competimos con el PP. Por eso debemos marcar una hoja de ruta clara», continuó Sánchez antes de acusar a Mariano Rajoy de «amparar la corrupción y la impunidad». Esa hoja de ruta pasa por crear una «mesa por el cambio» liderada por el PSOE, que buscará que Podemos y Ciudadanos tengan allí un papel preferente.

Sánchez vuelve a intentar un entendimiento entre Pablo Iglesias y Albert Rivera. Ambos ya le han dicho que se desengañe, pero él insiste. «¿Cuántos metros podemos avanzar juntos? ¿15, 20, hasta la Moncloa? No lo sé, pero empecemos a andar», dijo el líder socialista, que solo planteará una moción de censura si cuenta con el apoyo de morados y naranjas. Esta «mesa por el cambio» servirá como ensayo de un entendimiento más amplio, pero en ella también estarán invitados el resto de grupos, pese a que el PSOE ya ha descartado sustentar en los partidos independentistas una alternativa de gobierno al PP. Con ERC y el PDECat lo que busca es llegar a pactos concretos para derogar la obra legislativa de Rajoy.

Por el momento, Sánchez, durante su primera reunión con los diputados, en un ambiente que varios de ellos calificaron de «frío», anunció que llamará a Iglesias y Rivera para pedirles una reunión la próxima semana. «Me imagino que por separado, pero en el formato que ellos quieran», explicó. Su primera propuesta será pactar un plan de rescate para los jóvenes.

Rivera se mostró abierto a esta idea, pero reacio a ir mucho más allá. El líder de Ciudadanos dejó claro que solo se citará con Sánchez para hablar de reformas concretas, pero no para formar un «gobierno Frankenstein». «No vamos a entrar en el bucle» del 2016, concluyó. La portavoz morada, Irene Montero, en cambio, sí dijo estar dispuesta a que su grupo se reúna con todos, incluido Ciudadanos, pero avisó a Sánchez de que esta vía no permitirá sacar al PP del Gobierno. Moreno no cree que se pueda contar con el partido naranja para impulsar una nueva moción de censura. Iglesias, por su parte, ratificó que irá a la cita y argumentó que lo «razonable» es que Sánchez y él mantengan «reuniones frecuentes».

La victoria de Sánchez en las primarias también es, en parte, la derrota del grupo socialista en el Congreso. La mayoría de sus 84 diputados apoyaban a la presidenta de la Junta. Muy pocos se posicionaron junto al nuevo secretario general, de ahí que este, que ha buscado rodearse casi exclusivamente de fieles para evitar «traiciones» como las del año pasado, tuviera tantos problemas para elegir a su nuevo portavoz en la Cámara baja. La primera opción era Adriana Lastra, pero esta puso objeciones. Luego optó por Margarita Robles, independiente, exmagistrada del Supremo e integrante del grupo de 15 parlamentarios que votaron contra Rajoy en la investidura.