El PP ya tiene a sus dos candidatos finalistas. Los militantes eligieron a Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado para pasar a la segunda vuelta. Ahora, si no hay integración de los equipos ni lista única, pese a que la reclaman algunos barones autonómicos, serán los 3.184 compromisarios los que decidan quién de los dos sucederá a Mariano Rajoy. El futuro líder del PP será proclamado en el congreso que se celebrará los días 20 y 21 en Madrid.

El 36,95% de los afiliados respaldó a Santamaría (21.513 papeletas) mientras que el 34,3% apostó por Casado (19.967) y el 25,92% (15.090), por María Dolores de Cospedal.

Según los datos oficiales ofrecidos por Luis de Grandes, presidente de la Comisión Organizadora del Congreso extraordinario (COC), hubo un 86,8% de participación: ejercieron su derecho a voto 58.303 afiliados aunque hubo algunos votos nulos y solo contaron 58.219.

Santamaría ha sacado provecho del gran conocimiento que le han dado sus años en el Gobierno y ha logrado que cale su mensaje de que es la mejor candidata para ganar al líder del PSOE, Pedro Sánchez, en las próximas elecciones generales.

El diputado y vicesecretario de Comunicación logró hacerse un hueco en el duelo final pese a que empezó la carrera con desventaja al no ser tan conocido en todo el territorio por los militantes y también porque tiene abierta una investigación judicial sobre su máster en la Universidad Rey Juan Carlos y pende sobre él la espada de Damocles de una posible imputación por ese asunto.

LA SOMBRA DE AZNAR

Casado, el candidato más próximo a José María Aznar, según dijo Cospedal durante la campaña para intentar estropearle su imagen del candidato que mejor respondía a la «regeneración» que necesita el partido, ha sintonizado con los militantes. Durante la campaña, el político palentino ha defendido el ideario más conservador del PP: se ha manifestado contra el aborto, ha denigrado cualquier tipo de diálogo con los independentistas catalanes y ha defendido una profunda rebaja de impuestos.

Cospedal, pese a ser la secretaria general y conocer el aparato territorial, ha puesto cara a los años más duros de los escándalos de corrupción del PP y no ha conseguido romper con esa etapa ni entusiasmar a un partido deseoso de pasar esa página.

El resto de candidatos se quedaron muy lejos de los tres favoritos: José Manuel García-Margallo cosechó 680 apoyos; José Ramón García Hernández, 668 papeletas; y Elio Cabanes, 185.

APOYO EN EL TERRITORIO

Por comunidades, Santamaría se impuso en Castilla y León, Andalucía y Comunitat Valenciana; Casado, en la Comunidad de Madrid, Aragón, Cataluña y Baleares; y Cospedal, en Galicia, Castilla-La Mancha y Asturias.

Ahora, en el PP se van a abrir varios debates. Uno va a ser el de la lista única, que algunos ya pedían incluso antes de llegar a esta primera vuelta. Numerosos barones, como el gallego Alberto Núñez Feijóo, el andaluz Juanma Moreno y el catalán Xavier García Albiol, reclamaron ayer la necesidad de integrar los dos equipos.

Y otro asunto que se va a llevar muchos titulares es si alguno de esos barones que por ahora no habían manifestado su preferencia van a tomar la palabra. Es el caso de Feijóo. Además, habrá que saber si Cospedal y los otros aspirantes van a apoyar a algunos de los dos finalistas. La mala relación entre la secretaria general y la exvicepresidenta puede jugar un papel clave si se muestra partidaria de Casado. Aunque anoche no quiso confirmarlo, todo indica que le apoyará.

INCIDENCIAS

Durante la tarde, con las urnas todavía abiertas, hubo quejas sobre supuestas irregularidades. La candidatura de la secretaria general anunció que impugnaría una mesa electoral en Orihuela (Alicante) porque votaron seis personas (entre ellas la madre de la secretaria general del PP en la Comunitat Valenciana, Eva Ortiz), aunque no estaban en el censo. En esa autonomía numerosos dirigentes territoriales se manifestaron los días previos en favor de Santamaría. La sede en Orihuela abrió seis incidencias. Los seis afectados mostraron sus credenciales de inscripción antes de introducir la papeleta.

Además, los de Cospedal aseguraron que en algunos colegios de Barcelona ciudad partidarios de Casado intentaron orientar el voto. Este último, por el contrario, dijo que defensores de la secretaria general ejercieron presión sobre la militancia en Ciudad Real y Guadalajara.

Pese a esta ristra de desencuentros, a la COC no llegó ninguna denuncia y el coordinador general, Fernando Martínez-Maillo, afirmó anoche a los medios que si hubiese alguna «cosa puntual» ese organismo será el encargado de ver «qué calibre» tiene. Todo apunta a que esos episodios se olvidarán. Ahora la batalla ya es otra.