El debate de investidura de Pedro Sánchez como candidato a la reelección ha puesto de nuevo sobre la mesa la falta de cohesión interna del independentismo a la hora de tomar decisiones clave. Esta vez, además, la división afecta a las entidades cívicas respecto a los diputados, y también al interior de los dos partidos, Esquerra Republicana y Junts per Catalunya, cuyos diputados han de apretar el boton del sí, no o abstención la próxima semana en el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo.

LA EJECUTIVA DE ESQUERRA

ERC ha mostrado de cara a la opinión pública una posición de entrada muy partidaria de facilitar la investidura y de no ejercer el bloqueo ante una eventual propuesta de Gobierno de coalición de izquierdas. Lo ha afirmado de forma reiterada su portavoz en Madrid Gabriel Rufián. Sin embargo, según fuentes de los republicanos, la ejecutiva del partido reunida este viernes adoptó una posición contraria a Sánchez. Es decir, partidaria de votar en contra de su investidura. Es decir, que de tensiones internas también han existido.

La manera de superar este escollo ha sido la de dejar pasar el tiempo. Es decir, contar con las noticias que apuntaban a un deshielo de las negociaciones entre el PSOE y Unidas Podemos. En caso de acuerdo entre estos dos partidos, ERC apostaría por la abstención. Previamente, los hechos de las últimas jornadas, como las informaciones de Público sobre la vinculación del imán de Ripoll con el CNI hasta que tuvo lugar el atentando de Barcelona y Cambrils, no han favorecido que las bases de ERC tuvieran una actitud proclive a propiciar la investidura del líder del PSOE.

Los diputados de ERC pueden ser decisivos a la hora de forjar la mayoría de votos del Congreso que permita a Sánchez ser reelegido. En cualquier caso, los republicanos han conseguido poner sordina a sus debates internos. Y mientras en privado se expresaban opiniones partidarias del ' no' a Sánchez, Rufián tiraba de las orejas a socialistas y Podemos para que superaran sus reproches mutuos.

LA CACOFONÍA DEL PDECAT

En paralelo, y sin coordinación con los pasos dados por ERC, el espacio posconvergente en torno a Junts per Catalunya aireaba una vez más sus diferencias. Mientras el 'expresident' Artur Mas y diputados en Madrid se muestran, entre otros, partidarios de no dar un portazo a Sánchez, el 'president' Torra se mojaba públicamente esta semana en favor del 'no', salvo que Sánchez acepte el derecho de autodeterminación de Cataluña. Diputados afines a Torra y a Puigdemont hacían aflorar un breve texto en el que también pedían el no. Los diputados presos, en cambio, parecían más proclives a la abstención, si bien la también diputada Laura Borràs afirmaba que esta posición había evolucionado en los últimos días.

Para superar esta cacofonía se propició una solución salomónica: será un no o una abstención en función de si Sánchez logra el apoyo de Podemos y si en el discurso se incluye una mano tendida a negociar el conflicto catalán. La reunión del consejo nacional del PDECat, máximo órgano del partido posconvergente entre congresos, sirvió también para que algunos de los representantes de la formación, de forma minoritaria, se opusieran a cualquier apoyo o abstención respecto a la investidura. Alguno reclamó sin éxito que se abriera una consulta interna al partido para tomar la decisión.