La posibilidad de un adelanto electoral en Andalucía toma fuerza de nuevo después de que en las últimas semanas la socialista Susana Díaz haya cuestionado en público el distanciamiento de su actual socio, Ciudadanos, e incluso le haya acusado de generar la ingobernabilidad que justificaría una nueva cita con las urnas. «Mi voluntad es agotar la legislatura, pero no dependerá solo de mí. Algunos están solo en generar inestabilidad». Todos los partidos se han esforzado en dejar resuelto su cartel electoral antes de las vacaciones.

Las primarias naranjas se fijaron inicialmente para cuando se convocaran elecciones, pero con los cambios en el panorama nacional Cs quiere centrarse en el ciclo electoral del próximo año, convocando una votación interna en apenas dos semanas para evitar alternativas que rompieran el partido justo en este momento. Han empezado a distanciarse del PSOE y ven en las largas para empezar a negociar el presupuesto.

También están enfrascados en consultas Podemos e IU, quienes abogan por una confluencia andalucista y de izquierdas que atraiga a votantes socialistas desencantados después de 36 años de gobierno, que podrían ser 40 si Díaz vence de nuevo.

En el PP pensaban que una marcha de Díaz a Madrid obligaría a buscar un sustituto. El liderazgo de Bonilla pareció salir reforzado tras el apoyo de Andalucía a Soraya Sáenz de Santamaría, pero la derrota de esta ante Pablo Casado deja en el aire su futuro. Sus cuentas pasan por sacar suficientes escaños para aliarse con Cs y superar al PSOE, algo que ninguna encuesta dibuja.

El PSOE tiene ahora el viento a favor tras la llegada al Gobierno central, pero esa corriente puede virar en la medida en que Sánchez no atienda las reclamaciones de Díaz, sobre todo la reforma de la financiación autonómica.