La compleja investigación que, bajo la tutela de la Audiencia Nacional y a tres bandas, realizan los Mossos d'Esquadra, la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía de los atentados de Barcelona y Cambrils va sacando poco a poco a la luz la actividad que durante los últimos meses llevó a cabo la célula terrorista de Ripoll. Uno de los nuevos hallazgos es que, al contrario de lo que se pensaba, el proceso de fabricación casero del explosivo casero TATP -conocida como la 'Madre de Satán', un compuesto habitualmente usado por terroristas del Estado Islámico- con el que querían atentar no se hizo solo en la casa de Alcanar. Según han informado a este diario fuentes cercanas a las pesquisas, la célula comenzó a fabricar el explosivo en un piso en Ripoll, la población de la provincia de Girona en la que residían, pero la falta de espacio les llevó a buscar otro emplazamiento.

Los agentes, en el minucioso rastreo que ha acometido la policía científica del interior de las viviendas de los miembros de la célula, localizaron en la nevera de uno de los pisos de Ripoll rastros de productos químicos relacionados con la fabricación del explosivo. Su presencia en el frigorífico resulta lógica dado que ese explosivo casero requiere que se mantenga a baja temperatura. Más tarde, Mohamed Houli Chemlal, el único superviviente de la explosión de la casa de Alcanar, que saltó por los aires cuando ya habían sido capaces de fabricar 250 kilos de Madre de Satán, confirmó las sospechas generadas por ese rastro químico: el explosivo se empezó a fabricar en Ripoll.

No obstante, esa vivienda se quedaba pequeña para la gran cantidad de TATP que pretendían conseguir, así que finalmente decidieron desplazarse a Alcanar (Montsià), una casa que ocuparon ilegalmente durante los meses previos a los atentados. El objetivo era fabricar suficientes kilos de TATP para cebar tres furgonetas con explosivos: dos para atentar en Barcelona -uno de los objetivos era el templo de la Sagrada Família- y una tercera para atacar la torre Eiffel de París.

Esa revelación pone fin a una de las incógnitas del atentado que inquietaba a los investigadores. ¿Por qué unos jóvenes de Ripoll que querían cometer un atentado terrorista iban a elegir para fabricar el explosivo una vivienda situada a 280 kilómetros, justo en el otro extremo de Cataluña? Esa vivienda era mucho más grande y disponía además de un espacio exterior. Durante la última fase de preparación de TATP resulta necesario extender y secar en el suelo el compuesto. En el chalet de Alcanar, a diferencia del piso de Ripoll, sí resultaba posible lograr una cantidad de explosivo tan elevada como se proponían. Además, estaba en una zona relativamente aislada. La casa que terminó convirtiéndose en la tumba de varios de ellos era un escenario ideal para sus planes.

RECOGIDA DE FRUTA

La célula disponía de la casa de Alcanar después de que varios de sus miembros la ocuparan con el simple objetivo de tener un lugar donde vivir. Se habían desplazado a esa zona siguiendo los consejos del imán Abdelbaky Es Satty, que les dijo que allí podían encontrar trabajo recogiendo fruta. Una vez allí, pasaron varios días durmiendo en el coche de uno de ellos, hasta que vieron la casa y se decidieron a ocuparla.

Todo apunta a que la explosión en Alcanar se produjo cuando el imán, que apenas había participado en la fabricación del explosivo, acudió a ese chalé para dar los últimos retoques al plan que perseguía cometer una carnicería simultánea en Barcelona y en París. La explosión fortuita obligó a los terroristas a improvisar. El atropello masivo en La Rambla, perpetrado en solitario por Younes Abouyaaqoub, que segó la vida a 15 paseantes que poco antes de las 17.00 horas se encontraban en esta arteria barcelonesa, fue una alternativa que los jóvenes yihadistas decidieron adoptar al morir el líder de la célula.

Aunque aún no se ha encontrado el vínculo, el hecho de que el Estado Islámico se atribuyera tan rápido el atropello masivo de la Rambla hace que los investigadores estén convencidos de que ese ente yihadista dio alguna instrucción a Es Satty, el cerebro de los atentados. Este es uno de los hilos de los que sigue tirando el equipo policial que dirige la Audiencia Nacional. Y una de las principales incógnitas que quedan por resolver, seis meses después de los atentados de Barcelona.