Ha cumplido Zapatero con el trámite de aguantar el chaparrón papal por su perversa intención de descristianizar España. El Papa no está de muy buen humor estos días después de que la plana mayor de la UE desoyera su exigencia de que la nueva Constitución dejara constancia de las inequívocas raíces cristianas de Europa.Pese a todo, el breve rejoneo de ayer le habrá parecido a

Zapatero un juego de niños en comparación con los auténticos miuras con los que tiene que lidiar en casa, a saber, el cárdenal Rouco y su aguerrida Conferencia Episcopal.*Periodista.