Sangra la herida abierta dentro de la Guardia Civil, 84.000 hombres y mujeres, por la destitución del coronel Pérez de los Cobos al frente de la comandancia de Madrid. La totalidad de oficiales y guardias consultados por EL PERIÓDICO rechazan las formas y el fondo de la decisión, comunicada "un domingo, por teléfono móvil" a "uno de los nuestros con más prestigio, casi un icono entre nosotros", como lo define un compañero.

Un oficial de la Guardia Civil con veinte años de servicio y que ha participado en misiones muy sensibles, resume el malestar y el desconcierto reinante en el Cuerpo por una decisión que considera "política". Algo, que asegura, ya ocurrió con el anterior gobierno del PP durante la operación Copérnico en Cataluña. "Como la mayoría de mis compañeros, estoy cansado y cabreado. Se utiliza a guardias civiles como cabezas de turco. Se nos coloca en actuaciones muy sensibles, que dividen a la sociedad, como el tema de Cataluña y el referéndum del 1 de octubre. Si salen bien, el mérito es del Gobierno; si salen mal, la culpa es de la Guardia Civil, en este caso, del coronel Pérez de los Cobos".

Con Rubalcaba

Pérez de los Cobos fue el responsable del operativo contra el referéndum ilegal en Catalunya en 2017, antes de ser destinado a la Comandancia de Madrid. Tiempo atrás, estuvo destinado en el País Vasco y fue asesor de cinco ministros, incluido Alfredo Pérez Rubalcaba, con quien colaboró muy activamente en el proceso de final de ETA.

Esta vez, está bajo los focos por otra investigación, la de las vinculaciones entre la epidemia del coronavirus y las 130 manifestaciones que se celebraron en Madrid entre el 5 y el 14 de marzo, incluyendo la del 8-M. Todos los guardias civiles consultados, de guardia raso a Coronel, defienden la actuación de Pérez de los Cobos en este asunto. Esas pesquisas están dirigidas por la jueza Carmen Rodríguez-Medel, titular del número 51 de Madrid, que ha imputado al delegado del Gobierno, José Manuel Franco.

Honor y ley

"La jueza había ordenado a los guardias civiles que no dieran información a nadie. Cuando el coronel Pérez de los Cobos recibe el domingo varias llamadas, entre otras de la Directora General (María Gámez, ex subdelegada del Gobierno en Málaga) pidiéndole datos sobre los informes de los guardias civiles, el contesta la verdad, que no los tiene", explica una fuente próxima a Pérez de los Cobos. Esa negativa desencadena su destitución, según las fuentes consultadas. Una joven guardia civil afirma que Pérez de los Cobos "ha cumplido con el artículo primero de la Cartilla del guardia civil. El honor es nuestra principal divisa. El Coronel ha actuado con coherencia y honorabilidad".

Los guardias civiles no valoran el contenido de los informes elaborados por sus compañeros, un capitán y un teniente destinados en Tres Cantos (Madrid). Un oficial veterano admite que "el informe es mejorable, pero eso ya lo decide la jueza, que es la que separa lo que es útil de lo que no para la investigación". Pérez de los Cobos, que iba a ser ascendido a general el año próximo, no pidió a sus hombres ver ese informe. "La jueza decidirá si hay delito o no, los compañeros solo están cumpliendo las órdenes que les ha dado ella", se indigna un agente destinado en Tres Cantos.

La independencia y la confianza

La primera versión ofrecida por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en la que se argumentaba una "pérdida de confianza" para destituir al Coronel, no es creíble para los guardias y oficiales consultados. "La directora general le comunica el cese y lo hace expresamente, por negarse a dar datos de los informes que los guardias civiles habían entregado al juez, explica un oficial, compañero de Pérez de los Cobos. Otro remata: "si todo era para renovar equipos, como ha dicho el ministro, ¿por qué se hace un domingo, dónde está el sustituto de Pérez de los Cobos? La destitución provocó la renuncia del número 2 de la Guardia Civil, el teniente general Laurentino Ceña, que iba a jubilarse la semana próxima.

Un veterano cargo de la Guardia Civil, con muchas condecoraciones sobre su pecho, añade: "Nuestra gran fortaleza siempre ha sido la independencia del poder, de la política. Nosotros no somos cargos de confianza de un partido político, nosotros somos profesionales, no deben elegirnos para un puesto profesional porque tengan más o menos confianza en nosotros, sino porque seamos buenos profesionales". Este oficial añade: "hace tiempo que habían pedido la cabeza del coronel Pérez de los Cobos. En Cataluña hay gente que está aplaudiendo. Un joven guardia apunta la idea de que el director o directora general de la Guardia Civil no debería ser un político de partido que no sepa nada de esto, como ha ocurrido desde siempre aquí y en la policía, sino alguien más técnico, más independiente.

Todos subrayan el "desgaste" de imagen y de prestigio para la Guardia Civil que ha generado este episodio. "Servimos a los ciudadanos", subraya un oficial nacido en Galicia, "nos debemos a ellos". Dos palabras salen estos días de tormenta en casi todas las conversaciones y grupos de whatsapp entre guardias civiles: honor y ley. "Los problemas que ha tenido el coronel Pérez de los Cobos, en Catalunya y ahora, han sido por cumplir la ley", asegura un oficial que compartió con él misiones delicadas en el País Vasco. Otro se muestra convencido de lo que van a hacer los hombres y mujeres de verde: "seguir siendo fieles al respeto a la ley, seguir trabajando". Un agente novato y de calle, 1.500 euros de sueldo, lo ve con cierto fatalismo: "este es un trabajo que se hace por disciplina, pero también por vocación y por convicción. A los malos no se les coge currando solo de ocho a dos. La disciplina y la vocación seguirán", concluye con la mascarilla de protección en las manos; para la convicción, admite, tuvo días mejores.