La carta de Quim Torra a Pedro Sánchez pidiendo una cita en la que «hablar de todo» no es la única que ha enviado recientemente al jefe del Gobierno. En su ánimo por internacionalizar el proceso independentista catalán, el president le remitió el pasado 26 de septiembre una misiva a la que ha tenido acceso este diario, en la que pide formalmente que autorice al Ejecutivo a abrir una mediación «sin precondiciones», porque considera que la brecha que separa las posiciones del Estado con las de la Generalitat «no es infranqueable». La carta, escrita en inglés, fue enviada con copia a los líderes de la Unión Europea, al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al papa Francisco, al presidente de China, Xi Jinping y a dos países sensibles a las demandas independentistas, Ukrania y Kosovo. La Moncloa confirma que recibió la carta y celebra que no contenga ningún ultimátum. Fuentes diplomáticas expresan su malestar por la presión que intenta situar en la esfera internacional.

Torra explica en la misiva que la parte catalana «no se centra en conseguir la independencia inmediata» sino que el objetivo es garantizar el respeto a la voluntad de la mayoría de los catalanes «a través de un referéndum legal, vinculante y justo, en el que ambas partes se comprometan a acatar el resultado».

El presidente catalán defiende que será «cada vez más difícil avanzar» con nueve líderes independentistas en prisión y otros siete «en el exilio». Como gesto para construir confianza, Torra propone a Sánchez que la Fiscalía retire los cargos o, como mínimo, que levante sus objeciones para que los encarcelados salgan de prisión preventiva. «A condición de que los nueve hayan sido puestos en libertad, el bando catalán está listo para explorar todas las opciones posibles con Madrid», compromete Torra en la carta.

Le pide al presidente que confirme por escrito, lo antes posible, si el Gobierno está dispuesto a negociar, a abrir canales de comunicación, y a poner en marcha «conversaciones informales para definir la logística y las modalidades de todo el proceso». Plantea Torra la posibilidad de que el Ejecutivo elija «uno o más mediadores institucionales y observadores para facilitar que se avanza en un diálogo sustantivo. «Si es así, estamos preparados para hacer lo mismo», anuncia.

El president considera que si no hay una conversación franca en los términos que plantea «el juicio y la condena de los presos políticos» conducirá a una «abrumadora demanda de independencia inmediata de España». La carta termina pidiendo «por el bien de todos una transición acordada».

SILENCIO POLÍTICO / La Moncloa y los líderes europeos han guardado silencio desde que recibieron la carta. Seis días después, el martes, Torra lanzó desde el Parlament el ultimátum de negar todo apoyo parlamentario a Sánchez a partir de noviembre si no se aviene a negociar un referéndum. En paralelo, el president insiste en librar una batalla, la europea, que hace pocos días su antecesor, Carles Puigdemont, reconocía que había sido hasta ahora un fracaso. «Es evidente. La UE, las instituciones europeas no apoyan la causa catalana. Mi decepción es, no respecto a la cuestión de la independencia, sino respecto a los derechos fundamentales», se lamentaba.

Torra ya se dirigió por carta a los líderes europeos en junio, poco después de llegar al Govern, cuando les reafirmó su «apuesta por el diálogo y la negociación como herramientas» para resolver el «conflicto abierto». Entonces no hablaba explícitamente de un referéndum.