A medida que comparecen acusados ante el tribunal del procés se ve cómo coinciden las defensas en negar que hubiera violencia y en asegurar que se intentó el diálogo por todas las vías posibles porque el derecho de autodeterminación es legítimo. Jordi Turull tachó ayer de «relato delitante» que «se presente a la sociedad catalana como violenta».

El exconseller de Presidencia fue contundente: «Quien intente generar violencia en Cataluña, cualquier partido que insinúe que para conseguir la independencia se necesita violencia», está condenado al «fracaso». «Somos el país de Pau Casals», agregó para pasar al contrataque: «El Gobierno de España, menos política, está dispuesto a hacer de todo». Recordó la frase de «la fiscalía te lo afina» del exministro Jorge Fernández Díaz y trató de contraponer eso, junto con la supuesta politización del Tribunal Constitucional y hasta «las cloacas del Estado», a la labor del Govern de Carles Puigdemont para dejar votar.

Aseguró que «si hay voluntad política se puede encontrar encaje en la Constitución» para la autodeterminación, pero «cuanto más diálogo» pedían, «el Gobierno enviaba el mensaje de denuncias por doquier». «Hemos hecho mil propuestas e insistiremos», sostuvo el acusado, para el que el fiscal pide 16 años de cárcel.

Turull ya había explicado que «los ciudadanos de Cataluña no son ovejas, ni gente militarizada. Sean independentistas, de extrema izquierda o de extrema derecha tienen criterio. El movimiento independentista va de abajo arriba. Y hay unos partidos que pretenden dar una salida política». Su explicación para tratar de desarmar el relato fiscal de lo ocurrido en Cataluña se completó con que «en Cataluña la palabra resignación no existe en el diccionario político».

Esa fue una de las veces en las que el presidente del tribunal, Manuel Marchena, le recordó que él no podía cuestionar el escrito de la fiscalía, porque eso le corresponde a su abogado. Turull replicó que «no hubo estrategia de confrontación» y «hasta el último minuto se buscó que el referéndum fuera pactado». Al fiscal Jaime Moreno se le escapó la respuesta: «Pero no se pactó».

MANDATO POPULAR

Al tratar de justificar sus acciones posteriores al veto del Constitucional al 1-O fue cuando Turull admitió implícitamente que sorteó la ley: «Un político tiene que ponderar lo que dice la ley, que el Govern por ley se debe al Parlament, que el Congreso había despenalizado la convocatoria de referéndums, que votar no puede ser un ilícito en una democracia y que nos debemos a los ciudadanos de Cataluña». «Ponerse el traje de constitucionalista en un chollo: te permite incumplir las sentencias del TC, como hace el Gobierno cada día, y yo por una notificación llevo un año en la cárcel. Y dicen que no nos persiguen por nuestras ideas», lamentó.