El Boeing 767 de Air Europa procedente de Kuwait entró en el espacio aéreo español exactamente a las 16.24 horas. Fue entonces cuando el comandante de la aeronave, Jacinto Lozano, se avino a hablar por vez primera por megafonía y deseó a sus pasajeros un feliz regreso. Una corta ovación, algunas bromas inocentes y, sobre todo, emoción contenida entre los pasajeros, marcó el momento en que los militares españoles volvían de nuevo a casa, la mayoría tras un mes y medio de misión militar en Irak.

La jornada había empezado en la base de Camp Wolverine, entre el polvo en suspensión del desierto y un sol de justicia. Antes de embarcar en el Boeing, la normativa sanitaria obligó a los soldados a sumergir sus botas en barreños de productos antisépticos para evitar el contagio de la fiebre aftosa.

Y después, el vuelo. En menos de siete horas, 217 militares que viajaban en el avión y dos periodistas, entre ellos el enviado especial de este diario, pasaron del calor seco del desierto kuwaití a la lluvia intermitente de Madrid, un viaje en el que sobrevolaron el desierto saudí, las montañas libanesas, la isla de Chipre y el centro de Italia.

Para algunos, el día tuvo un regusto agridulce. Andrés Leonor, legionario, con 24 años y cinco hijos, conducía uno de los vehículos que acompañó a los soldados a pie de pista. Forma parte de los 173 militares de la unidad logística que se quedan en Kuwait para cargar el material en dos mercantes. Pero aún no sabe cuándo volverá a ver a los suyos. Con una mezcla de resignación y alegría, dio la mano a algunos compañeros que regresaban a España. Otro de los que no regresaban a España era el teniente coronel Pedro Vallejo, de la misma unidad. Sólo un lamento antes de embarcar: "Los periodistas os olvidáis de los militares encargados del transporte logístico".

Tabaco permitido

Conscientes de la particularidad de su pasaje de ayer, Air Europa hizo una excepción a la prohibición de fumar que existe en sus aviones y permitió a sus pasajeros encender sus cigarrillos. "Sólo está permitido fumar en los asientos de la fila 30 hacia atrás", repitió una y otra vez uno de los auxiliares de vuelo. Pero eso no bastó. Se vivieron algunas escenas de tensión cuando se acumularon los militares de pie en la cola y una densa humareda de pitillo se instaló junto a los lavabos: "Les recordamos que está prohibido fumar de pie". El sargento Rafael Novoa y el teniente Fran Izquierdo, de la legión, aprovecharon para encender cigarrillos rubios.

Junto a ellos, en las filas del centro, tres soldados del Grupo Ligero de Caballería, con base en Valencia, se hacían notar por su buen estado de ánimo, algunos de ellos con las fotos de sus novias o sus mujeres colgadas en el pecho. "A ti nadie no te espera, ninguna mujer, sólo tu familia te soporta", exclamó un cabo. "Pues si tu novia supiera lo que dices de ella a la espalda seguro que te dejaría", le contestó su subordinado sin morderse la lengua.

El aparato aterrizó a las 17.25 horas en la base de Torrejón. A pie de pista, les esperaba el ministro Bono, los jefes del Estado Mayor de la Defensa, el almirante Antonio Moreno; del Ejército de Tierra, Luis Alejandre Sintes, y del Aire, Eduardo González Gallarza, que les dieron la mano, uno a uno, antes de formar junto a los hangares. Con nubarrones negros como telón de fondo, augurio de la tormenta que iba a sobrevenir a continuación, y tras los acordes de pasodobles españoles tocados por una banda militar, Bono se apresuró a expresar su alegría porque habían vuelto "sanos y salvos".

Cielo plomizo en Torrejón

Probablemente mirando con el rabillo del ojo el cielo plomizo que se avecinaba, Bono también rindió homenaje a los "11 militares y a los dos civiles que no han podido regresar vivos". "Hoy es un gran día porque habéis sabido cumplir la orden de marchar y replegarse; eso produce orgullo", concluyó.

Los de ayer son los últimos soldados del repliegue español. A pesar de que todavía quedan 173 militares españoles en Kuwait, Bono se avino a proclamar ayer oficialmente el fin del repliegue, a pie de pista, en la base de Torrejón. Porque los que todavía quedan en Kuwait están en un país que no padece ningún conflicto. Y la ceremonia de entrega a Bono de la bandera de campaña que ondeó en Base España durante más de ocho meses, prevista para ayer, tendrá que esperar a otro acto solemne organizado por Defensa.