Hace tres años, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, brindaban por la unión de sus partidos. 'El pacto de los botellines', así se bautizó a aquel momento en el que ambos líderes, cerveza en mano, celebraban el nacimiento de Unidas Podemos. Quedaban pocos meses para la repetición de elecciones y el 'sorpasso' al PSOE parecía estar más cerca. Pero uno más uno no siempre suman dos. Iglesias y Garzón perdieron en apenas siete meses un millón de votos -pasaron de sumar 6,1 millones por separado a 5,08 al ir en coalición-. Desde entonces, la alianza ha tenido sus detractores. Más aún cuando el paso 28-A perdieron otro millón y medio. Ir juntos no ha sido la panacea esperada para superar a los socialistas y eso ha provocado algunas tensiones internas y la disolución de la marca original en 23 papeletas autonómicas diferentes para poder votarlos en 12 comunidades.

Podemos, IU y Equo -la tercera pata de la coalición estatal-, se presentan en todas las autonomías para entrar en los parlamentos regionales. No obstante, en cada territorio han tejido alianzas diferentes, combinando sus siglas y buscando la mejor estrategia. Asturianos y navarros serán los que tengan que tomar la decisión más difícil para elegir papeleta: los tres partidos se presentan por separado. Por contra, la unidad sí ha triunfado en La Rioja y Castilla-La Mancha, donde el último CIS les augura quedar como cuarta fuerza.

El principal baile de nombres se producirá en cinco comunidades autónomas. En Cantabria, los de Iglesias irán a las urnas solos y enfrente tendrán una candidatura de IU y Equo. Amistades cambiadas habrá en Aragón, donde el partido ambientalista se pondrá del lado de los morados y será Izquierda Unida quien encare el camino en solitario. Un modelo que también se repetirá en Canarias. Termina por rematar el maremágnum de alianzas la entrada de otro actor en Castilla y León y Murcia: Anticapitalistas, una corriente interna de Podemos que irá de la mano de los de Garzón, dejando en otra candidatura a los otros dos partidos.

CASOS ESPECIALES

Casos especiales suponen Extremadura y Baleares. Allí se repetirá la coalición existente a nivel estatal. Sin embargo, deberán competir con Actúa, un partido dirigido por el histórico líder de IU, Gaspar Llamazares, que, tras criticar los pactos con Iglesias, decidió formar su propio partido. Más extravagante será la lucha electoral en la Comunidad de Madrid, la joya de la corona. En este caso, la ruptura de Íñigo Errejón, cofundador de Podemos, con su partido y su adhesión a Más Madrid, llevará al político madrileño a pelear los votos con los morados y los de izquierda federal. Una batalla en la que contará con la ayuda de los ecologistas de Equo.

La fragmentación de Unidas Podemos no provocará solo dolores de cabeza a los ciudadanos. Iglesias y Garzón tienen por delante una semana y media para pedir el voto pero tendrán que hacer encaje de bolillos para no cruzarse en la misma comunidad autónoma reclamando el apoyo para fuerzas diferentes y, al día siguiente, coincidir encima de un escenario defendiendo el poder de la unidad.