Así se han mostrado los cuatro candidatos a la presidencia del Gobierno durante las dos horas de debate en Antena 3 y La Sexta.

PEDRO SÁNCHEZ: Combativo

El candidato del PSOE abandonó el perfil institucional del primer debate y salió desde el principio a intentar neutralizar las acusaciones de las derechas. Le beneficiaron los encontronazos entre Pablo Casado y Albert Rivera, y apuntaló los puentes con Pablo Iglesias. A diferencia del lunes, aprovechó para lanzar propuestas concretas y reiterar las líneas rojas al independentismo.

PABLO CASADO: Contratacante

El candidato del PP quiso repitir el guion del debate de RTVE evitando llevar la iniciativa, pero tuvo que embarrarse desde el principio para defenderse de las embestidas de Pedro Sánchez y Albert Rivera. Contratacó con más efectividad que el lunes, pero se le notó algo descolocado por los golpes del presidenciable de Cs en materia social y económica. Tampoco fue más allá de su manual a la hora de hablar de Catalunya.

PABLO IGLESIAS: Moderado

Menos aferrado a la Constitución que el lunes, el candidato de Unidas Podemos exhibió aplomo para tratar de zafarse del fuego cruzado entre sus tres contrincantes y alejarse de su imagen rebelde. Su protagonismo fue de menos a más. Supo colocar de forma eficaz sus mensajes y se defendió bien en el correoso debate sobre Catalunya, sobre todo cuando apoyó un referéndum de autodeterminación frente a todos sus adversarios.

ALBERT RIVERA: Indómito

El candidato de Ciudadanos fue quien más elevó el tono respecto al primer debate. Buscó (y encontró) el cuerpo a cuerpo con Pedro Sánchez y con Pablo Casado, a quien llevó a su terreno en algunas ocasiones. Atacó primero al candidato del PP para marcar distancias en políticas sociales y económicas, pero luego se cebó en el aspirante socialista sobre todo cuando se abordaba el conflicto catalán.