Fue la ya exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría quien le entregó su nueva cartera a la catalana Meritxell Batet. Será a partir de ahora la ministra de Política Territorial y Función Pública, esto es, quien tendrá que llevar sobre sus espaldas la crisis derivada del soberanismo catalán, la mayor que ha vivido el Estado en democracia. Sabedora de ello, comenzó su andadura ministerial con humildad, admitiendo que la situación le da «vértigo». No es para menos. Y marcando como prioridad «la recuperación de la palabra con Cataluña», por resultar imprescindible. Además, dijo que intentará que la sociedad española viva la diversidad de los territorios como «una riqueza y un tesoro».

Estos objetivos, que podrían haberse considerado meras generalidades en otro tiempo, son actualmente listones altos. Después de la confrontación que han vivido el Estado y Cataluña en estos años y la gélida o casi nula relación de sus dos gobiernos; con un 1-O marcado en rojo en los calendarios político, judicial y social; una declaración unilateral de independencia (o algo similar) y la aplicación del artículo 155, sumado a un nutrido grupo de políticos encarcelados, huidos o a la espera de juicio, cualquier paso será difícil de dar.

Aun así, Batet dijo que lo intentará. Que no caerá en el conformismo ni en visiones simplistas. «No nos podemos conformar y pensar en España como una yuxtaposición de territorios, porque hablar de territorios es hablar de personas, respeto y convivencia y los poderes públicos han de garantizar y potenciar en la medida de lo posible esa convivencia», señaló.

En presencia del líder del PSC, Miquel Iceta; de excomisario de la UE Joaquín Almunia y de exministros como Francisco Caamaño y Jordi Sevilla y, lo más importante para ella y para quienes tuvo unas cariñosas palabras en catalán, su madre y sus hijas, la dirigente socialista agradeció la confianza que Pedro Sánchez ha depositado en ella al darle un cargo trascendental, dijo, para España en general. Prometió escuchar, dialogar y consensuar. Trabajará también Batet, según explicó, para dignificar el trabajo de los funcionarios.