La CUP ha doblado resultados como respuesta a la ultraderecha y volverá a tener la llave de la mayoría independentista. Y eso que su campaña electoral, con la desautorización a Dolors Sabater ante una eventual investidura de Laura Borràs y el disperso papel de la cabeza de lista en el debate de TV3, no invitaban precisamente al optimismo en las filas 'cupaires'. Pese a ello, la amenaza de Vox ha movilizado al voto antifascista y, con la baja participación, casi los mismos votos del 2017 les han dado más del doble de escaños: de 4 a 9.

La formación antisistema ha sido, tras el PSC, la que mejor ha sobrevivido al efecto covid, consolidando su espacio electoral (perdiendo apenas 6.000 apoyos) y superando a los 'comuns' en escaños. En la nueva legislatura seguirán jugando el papel de Pepito Grillo independentista para evitar que se rebaje la confrontación con el Estado. Mandaron a Artur Mas a la papelera de la historia y, tras votar los presupuestos de Carles Puigdemont a cambio del 1-O, ya no quisieron apoyar las cuentas de Quim Torra y Pere Aragonès.

"Tenemos un papel clave para condicionar y volveremos a emplazar a los partidos políticos y organizaciones cívicas a buscar grandes consensos de país para que sean la prioridad de esta legislatura", ha señalado Sabater. La exalcaldesa de Badalona ha explicado que ya había hablado con JxCat, ERC y los 'comuns' para reunirse lo antes posible para diseñar una hoja de ruta para "plantar cara al marco autonomista que persigue el derecho de autodeterminación y castiga, encarcela y exilia".