El líder de la formación ultraderechista Vox, Santiago Abascal, ha defendido el derecho de los españoles a tener armas en casa y poder utilizarlas. «Hace falta un cambio radical urgente en la ley, no solo para que los españoles sin antecedentes y en pleno uso de sus facultades mentales puedan disponer de un arma en su casa, sino para que puedan usarla en situaciones de amenaza real para su vida sin tener que enfrentarse a un infierno judicial, a penas de cárcel o incluso a indemnizaciones a los familiares de los delincuentes que les asaltaron», dice Abascal en una entrevista al medio digital armas.es.

En la entrevista, el líder de Vox pide una reconsideración de la ley para evitar que quienes hagan uso de las armas de fuego contra asaltantes no sean juzgados como criminales por la justicia. «La ley está tratando a estas personas como villanos, y a sus asaltantes como víctimas, cosa que también ocurre con los okupas, por cierto. A nosotros esto nos parece dramático», dice.

En este reportaje, el líder de Vox, que ha afirmado disponer de una licencia de armas tipo B, asegura que «el español honrado siempre está bajo sospecha», y que ello es debido a la conciencia «progre».

Según datos facilitados por el gobierno al senador Carles Mulet (Compromís), en el año 2018 se produjo un repunte de las licencias de armas cortas de fuego en España, las calificadas como tipo B y que incluye armas como revólveres o pistolas. Este incremento llevó a un total de 8.459 licencias expedidas, lo que rompía una tendencia a la baja iniciada en el 2013, cuando hubo 8.864. En el 2017, por ejemplo, fueron 7.846.

Las declaraciones del político de ultraderecha se producen además en un momento de máxima tensión tras los recientes sucesos que han tenido lugar en diversos países.

Hace menos de una semana, un terrorista abrió fuego en la ciudad neozelandesa de Christchurch y acabó con la vida de 49 personas en varias mezquitas. Pocos días antes, varias personas habían irrumpido armadas en un colegio público en Suzano, en el estado brasileño de São Paulo, donde dispararon indiscriminadamente. Mataron a 10 personas. Ambos sucesos han reavivado un debate acerca del uso de armas y los derechos de posesión.