El nuevo talante que impera en España llegó ayer al reino de Marruecos. En su primer viaje internacional como presidente del Gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero visitó el país vecino para entrevistarse con el rey Mohamed VI e inaugurar la que definió como una "nueva etapa de pleno diálogo y lealtad recíproca" entre las autoridades de ambos países.

PASAR PAGINA Tanto el monarca como su primer ministro, Driss Jettu, recibieron a Zapatero con los brazos abiertos. En su perfecto español, Mohamed VI departió cordialmente con el presidente durante el almuerzo al que le invitó, y le transmitió su deseo de que España y Marruecos superen las rencillas del pasado, que apenas aparcaron en la cumbre de Rabat del pasado año.

Con tanta afabilidad, el soberano alauí quiso demostrar a su invitado que la crisis diplomática de los últimos años entre Madrid y Rabat --que se inició con la retirada del embajador marroquí y culminó con el contencioso de Perejil-- fue responsabilidad exclusiva del anterior Gobierno, presidido por José María Aznar

Ante la prensa, el nuevo presidente no quiso "mirar al pasado, sino al futuro". Zapatero explicó que esta nueva era de la relaciones hispano-marroquís, basada en "el entendimiento permanente y la comunicación constante", descansará en dos pilares: "seguridad y progreso". Así resumió el compromiso mutuo de reforzar su cooperación en todos los terrenos, pero sobre todo en la lucha contra el terrorismo internacional, el cerco a la inmigración ilegal y la colaboración económica.

"UNA RELACION IMPECABLE" Como prueba de la "relación impecable" que España ofrece a Marruecos, Zapatero regresó ayer a Madrid con una declaración conjunta que, al igual que sus palabras, está tan cargada de buenas intenciones como vacía de concreciones.

En esencia, el texto apela a los "lazos seculares" entre ambos países, expresa su "firme voluntad" de abrir "una nueva etapa de entendimiento profundo" y enuncia genéricamente las áreas en las que se debe reforzar la cooperación mutua: terrorismo, inmigración irregular, inversiones privadas y pesca.

A llenar de contenidos esta vaga declaración de principios contribuirán las futuras negociaciones bilaterales y la visita a España, en unos meses, del primer ministro Jettu. Según anunció Zapatero, también los Reyes de España tienen previsto celebrar un viaje de Estado a Marruecos cuya fecha está por fijar.

NI CEUTA, NI MELILLA Como muestra de buena voluntad, las autoridades marroquís omitieron ante Zapatero sus aspiraciones sobre la soberanía de Ceuta y Melilla. El presidente, por su parte, subrayó que los atentados del 11-M --entre cuyos autores había marroquís-- no ha minado la convivencia en España con los inmigrantes de este país. También ratificó el aval del Gobierno a Marruecos como sede del Mundial de Fútbol 2010.

Zapatero, además, se comprometió a impulsar el diálogo sobre el conflicto del Sáhara desde la convicción de que "los derechos de las partes son compatibles y pueden llegarse a armonizar".