Que el cambio político llegue también a Euskadi. Con este objetivo afrontan los socialistas las elecciones vascas del próximo año. Ayer, al presentar en Bilbao a Patxi López como candidato del PSE a lendakari, José Luis Rodríguez Zapatero definió su proyecto como "la alternativa de la concordia, el diálogo y el entendimiento" entre los socialistas y los nacionalistas vascos.

Por primera vez desde las elecciones generales del 14-M, Zapatero regresó a Euskadi para dar un espaldarazo al líder de los socialistas vascos en su carrera hacia el palacio de Ajuria Enea, sede del Ejecutivo vasco en Vitoria. En otra ciudad, Bilbao, y en otro palacio, el de Euskalduna, el presidente del Gobierno puso las bases del mensaje con el que el PSOE intentará recuperar el clima de convivencia, roto a raíz del pacto nacionalista de Lizarra, en 1998.

Aunque el sueño de los socialistas vascos es imponerse al PNV en las urnas, su aspiración más realista es otra: que el lendakari, Juan José Ibarretxe, les necesite para gobernar. Ello les permitiría regresar al Gobierno vasco, recobrar la centralidad perdida en Euskadi y, sobre todo, neutralizar las tentaciones soberanistas del PNV, reflejadas en proyectos como el plan Ibarretxe .

MIRAR AL FUTURO Por eso, ayer Zapatero combinó las advertencias a los socialistas con las llamadas al reencuentro. Pidió a las fuerzas políticas vascas que "miren al futuro, no al pasado", y que no estén pendientes "de sus siglas sino de la gente". Pese al abismo político que los separa de Ibarretxe, adelantó que las puertas de la Moncloa siempre estarán abiertas para él, pues el diálogo institucional "es bueno para Euskadi y para España". Y también porque, a su juicio, el país sólo avanza cuando en la política imperan "la generosidad y el entendimiento".

Euskadi, advirtió el presidente, "no debe desaprovechar la oportunidad" que le brinda el Gobierno socialista. Aseguró Zapatero que su propósito es que el País Vasco "comparta con España un proyecto de renovación", en vez de enredarse en "cuestiones territoriales", que hacen "perder el tiempo" a los ciudadanos.

Para combatir el frentismo entre nacionalistas y constitucionalistas, Zapatero anunció que el PSOE aspira a "convocar y unir" en un proyecto que galvanice a "la inmensa mayoría de los vascos", para que "Euskadi avance en su identidad y en su autogobierno". En la España que defiende el PSOE, garantizó el líder socialista, "caben las aspiraciones de los vascos" y se respeta su sentimiento de "profunda identidad". Sólo sobran los violentos, alertó.

SIN POLEMICAS Sin ánimo de polemizar, Rodríguez Zapatero evitó citar al PNV o a Ibarretxe, pero avisó de que el futuro de Euskadi no pasa por el "fundamentalismo", ni por "posturas numantinas", ni por "abrazar una bandera, exaltar una patria o discutir sobre una u otra nación". La "patria más importante", apuntó, es "el futuro, el bienestar y la libertad individual".

Para propiciar la reconciliación en Euskadi, el presidente expidió una doble receta de "talante" y "sonrisa", que ejemplificó en el candidato socialista a lendakari. Patxi López, por su parte, anunció que no presentará un plan López de reforma estatutaria frente al plan Ibarretxe . De este último, dijo que "no sirve", y del estatuto en vigor, que "tampoco sirve a los más nacionalistas". Y defendió la reforma estatutaria como "punto de encuentro entre vascos".

Tanto López como Zapatero garantizaron el compromiso del Gobierno con la Naval de Sestao, amenazada de cierre. Del futuro de estos astilleros públicos dependen las expectativas de los socialistas vascos en las urnas, pues la ciudad de Sestao y la margen izquierda del Nervión son su feudo electoral.