Nueve meses llevaba reservándose para esta ocasión. Nueve meses acumulando datos y regateando palabras. Hasta que ayer, convertido en el primer presidente español que comparecía en una comisión de investigación, José Luis Rodríguez Zapatero rompió su silencio en el Congreso para poner voz a una versión del 11-M compartida por todos los grupos parlamentarios salvo el PP. En una exhaustiva y documentada alocución, Zapatero acusó al Gobierno de José María Aznar de haber desplegado un "engaño masivo" para atribuir la masacre a ETA y ocultar, a sólo tres días de las elecciones, que todas las pistas apuntaban al terrorismo islamista.

CUATRO HORAS CON ZAPLANA De las 14 horas y 40 minutos que duró el testimonio de Zapatero en la comisión --tres horas más que el de Aznar--, cuatro las ocupó el interrogatorio de Eduardo Zaplana (PP). Fueron las más intensas, después de que, al abrir la sesión, el presidente homenajeara a las víctimas, detallase las iniciativas tomadas tras el 11-M y ofreciera un pacto de Estado contra el terror islamista, sin exclusiones y con vocación internacional.

En su exposición inicial sólo desgranó tres réplicas al testimonio que Aznar prestó en la comisión el 29 de noviembre. Primero tachó de "infamia" la "indecente descripción" según la cual "España se plegó a lo que querían los terroristas" al derrotar al PP en las urnas. Máxime si, como ha hecho el expresidente, se va "con el cuento" al extranjero.

OIDOS SORDOS A LA AMENAZA Después, basándose en investigaciones posteriores, atribuyó "la responsabilidad única y exclusiva" del 11-M al terrorismo islamista, frente al empeño del PP en vincular a ETA. Y, por último, el presidente denunció que con el Gobierno de Aznar "no se habían previsto en España mecanismos de alerta específicos" sobre la amenaza islamista, pese a los atentados del 11-S en Nueva York y contra la Casa de España en Casablanca.

Fue a preguntas del popular Zaplana, el primero en interrogarle, cuando Zapatero pasó a la ofensiva. Además de apuntar que el apoyo a la guerra de Irak "elevó el riesgo" de un atentado islamista en España, el presidente acorraló al portavoz del PP al esgrimir sendos informes policiales --que leyó íntegros y luego entregó a la comisión-- que descartan toda vinculación de ETA con la masacre de Madrid. En síntesis, la Policía atribuye "al mero azar" cualquier conexión entre miembros de ETA y los autores del 11-M.

"NADA APUNTABA A ETA" Al analizar cómo gestionó Aznar la información sobre los atentados, el presidente se empleó con una contundencia inaudita. Citando esta vez a los responsables policiales, concluyó que la tarde del 11-M, hallada la furgoneta con versículos del Corán e identificado el explosivo utilizado, "no había ninguna pista, ningún dato material, que permitiese abrir una línea de investigación que apuntase a la autoría de ETA". "Desde ese momento sólo había una línea de investigación; todo lo que se dijo después fue un engaño masivo", denunció.

Zapatero sentenció que ahora el PP intenta "salvar la cara" mediante la "confusión masiva", al denunciar que ya no se investiga el 11-M e insistir en la participación de ETA. "Los autores no estaban en montañas ni desiertos, sino en Lavapiés, Leganés y Morata", replicó a Aznar, retándole a acudir al juzgado si tiene pruebas sobre los autores de la masacre.

EL PACTO ANTI-ETA El presidente, que negó haber instigado las protestas ante las sedes del PP el día de reflexión, animó a los populares a superar su "trauma de la derrota electoral" y "reconocer errores". A petición de los grupos minoritarios se ofreció a revisar el pacto anti-ETA, pero sólo si el PP lo acepta.

Tras finalizar la comparecencia, el diputado del PP y exjefe de Gabinete de Aznar Carlos Aragonés recriminó a Zapatero en los pasillos que hubiera utilizado como arma política el borrado de archivos informáticos en la Moncloa.