La reivindicación española sobre Gibraltar es "un principio irrenunciable". Con esta afirmación tan categórica, José Luis Rodríguez Zapatero quiso "tranquilizar" ayer a los españoles y responder a las críticas del PP respecto al alcance del nuevo foro de diálogo abierto el jueves por Madrid, Londres y las autoridades del Peñón.

El presidente conminó al líder popular, Mariano Rajoy, a actuar con "sentido de Estado" en lugar de acosar al Gobierno con "descalificaciones", y le recordó que bajo el mandato de José María Aznar las negociaciones sobre la Roca habían entrado en "vía muerta".

Zapatero argumentó que el foro servirá para abordar "diversas cuestiones que afectan a personas y a la zona" y, por ello, España y el Reino Unido decidieron abrir el diálogo a las autoridades gibraltareñas. "Es una nueva forma de ver las cosas. Pido al PP que tenga un poco de calma", dijo el presidente en rueda de prensa al término de la cumbre europea de Bruselas.

Rajoy anunció que su partido estudia "la legalidad" de la iniciativa, por considerar que una negociación entre dos Estados soberanos y una colonia "puede vulnerar el ordenamiento jurídico español".

COMPARECENCIA "Tengo mis serias dudas de que esto lo pueda hacer unilateralmente el Gobierno, sin haberlo pasado por las Cortes. Y si se pasa por las Cortes, habrá que ver exactamente qué quorum es necesario y cuál es el valor de los tratados internacionales", dijo el presidente del PP, que exigió a Zapatero que comparezca en el Congreso de los Diputados el 21 de diciembre para explicar el "humillante" y "unilateral" cambio en política exterior.

El foro de diálogo, cuya modalidad de funcionamiento fue divulgada el jueves pasado, reconoce a Gibraltar el derecho de veto en todas las materias que se aborden, incluidas aquéllas que afecten a la soberanía del Peñón, como podría ser la utilización conjunta del aeropuerto gibraltareño. El acuerdo establece que, en estos casos, "se entiende" que el Reino Unido no llegará a ningún acuerdo sin el consentimiento del Gobierno de Gibraltar.

Con esta cláusula, el Gobierno de Zapatero asume un compromiso consultivo de Londres con su colonia que, hasta ahora, España censuraba por entender que el Peñón no debe tener injerencia en debates que afecten a su soberanía, puesto que es competencia de los estados.