Misión cumplida". José Luis Rodríguez Zapatero resumió con esa frase la gestión del partido que ha liderado desde hace cuatro años, cuando prometió al 35º congreso del PSOE que había "motivos para la esperanza". Fue su única concesión a la autocomplacencia en su discurso de gestión, que se aprobó anoche por unanimidad. El líder del PSOE y presidente del Ejecutivo optó por exigir que el 36º congreso federal, inaugurado ayer en Madrid, alumbre un partido que "no sea el eco del Gobierno, sino la voz de la gente".

Zapatero echó mano de la frase ya famosa que gritaban los ciudadanos ante la sede del PSOE en la calle Ferraz la noche de la victoria electoral del 14-M. Ayer la utilizó para pedir a los 972 delegados en el congreso que tengan en cuenta siempre que representan a 400.000 militantes socialistas, pero que deben "servir a 42 millones de españoles". "No me falléis", rogó el líder del PSOE, visiblemente emocionado. "Quiero un partido exigente con el Gobierno, que hable claro y diga al Ejecutivo lo que quiere la gente", reclamó.

Según la tesis desarrollada en su extenso discurso --superó la hora y cuarto--, el PSOE ha logrado sus mejores éxitos cuando ha estado atento a los anhelos de la sociedad. Esa es la receta para que el partido se mantenga "tan joven" con 125 años: "Tener los pies en el suelo, la mirada alta, el corazón a la izquierda y el oído atento a lo que quiere la gente", detalló entre aplausos.

REUNION TRANQUILA Seguro de que éste será un "congreso tranquilo", el líder del PSOE quiso trasladar la sensación de que la victoria electoral no es el final del camino. "Apenas estamos escribiendo el prólogo" de la gestión del Gobierno, dijo para recordar que su Gabinete aún no ha cumplido 100 días. Por eso recalcó que es "el tiempo del compromiso", de convertir "los ideales en logros, y los deseos en realidades".

Ni siquiera la satisfacción de poder presentar ante los suyos tres victorias electorales en otras tantas convocatorias de carácter general le llevó más allá de asegurar que "el éxito no da la razón, pero había razones para el éxito". El líder del PSOE consideró que la "mayor lección" aprendida en este periodo es "el ejemplo de unidad" que ha dado el PSOE, una lección que pidió que perdure para las direcciones futuras. Alabó entonces la "lealtad" de todos los militantes y cuadros del partido hacia la ejecutiva nacida en el 35º congreso, a pesar de que la lideraba un "simple delegado de León" que usurpó la victoria cantada de José Bono de madrugada y por apenas nueve votos de ventaja.

Las "razones para el éxito" del PSOE que había en España y que lo han encumbrado al Gobierno que dirige radicaban sobre todo en "los muchos errores que cometió la derecha", reconoció Zapatero, que matizó que "el éxito no se consigue sólo con los errores del contrario". Y aprovechó para lanzar una andanada contra el PP y, concretamente, contra Rajoy. El mayor error que achacó al Ejecutivo saliente fue creer que "ya no había ciudadanos, que sólo había telespectadores".

"MAL PERDEDOR" Criticó que ahora los diputados del PP "muestren pancartas en el Congreso", cuando hasta hace nada denostaba a los que se manifestaban contra ellos. Y le aconsejó que busque "su lugar como derecha" y que "se renueve" para encontrar "el centro que tanto busca".

Para Rajoy reservó Zapatero sus cargas más profundas. Se mofó de que esté "contento" habiendo perdido las dos elecciones en las que lideraba al PP. "Si él está contento, imaginad cómo estoy yo", exclamó. Y acusó al líder del PP de no ser "ni buen humorista ni buen perdedor". Para arreglar lo primero, le dejó las manos libres. Para lo segundo, le prometió tiempo. "Le vamos a dar ocasiones para que perfeccione su condición de perdedor", se jactó.