Buen clima pese a las discrepancias de fondo. Así se desarrolló ayer la entrevista de José Luis Rodríguez Zapatero con los representantes de CiU, Josep Antoni Duran Lleida y Artur Mas. Los dirigentes nacionalistas le transmitieron que la mejora de la financiación catalana será el "caballo de batalla" del nuevo Estatuto, por lo que ambas negociaciones deberán desarrollarse al tiempo. Una opción que, según un portavoz de la Moncloa, el presidente rechazó de plano.

Tras dos horas de reunión, Duran y Mas confesaron a la salida que abandonaban la Moncloa "esperanzados" por el compromiso del presidente de sacar adelante en el Congreso la reforma estatutaria que apruebe el Parlamento catalán. Zapatero, en efecto, ratificó su promesa de respetar la voluntad que emane de Cataluña, pero siempre que el texto no desborde la Constitución y concite un amplio consenso político.

La principal discrepancia entre el presidente y los dirigentes de CiU radicó en la reforma de la financiación autonómica, que el Gobierno prefiere no abordar en esta legislatura, excepto para introducir algunos retoques orientados a paliar el déficit sanitario de todas las comunidades.

MODIFICACION "EN SERIO" Mas aseguró que había trasladado a Zapatero la convicción de que esta reforma estatutaria "va en serio". Y también que, para que el nuevo estatuto goce de muchos años de vigencia, deberá dar respuesta a las necesidades financieras de Cataluña, haciendo compatible la solidaridad interterritorial con la obtención de un nivel de ingresos que no asfixie la economía catalana.

Aunque los dirigentes nacionalistas creían recordar que la respuesta de Zapatero fue más bien ambigua --"tomo nota", aseguran que comentó--, fuentes próximas al presidente expresaron después el rechazo del Gobierno a cualquier intento de vincular la reforma del Estatuto a la mejora del sistema de financiación.