Con mucho talante pero ningún acuerdo. Así concluyó ayer la primera reunión en la Moncloa entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el dirigente del PP, Mariano Rajoy. La gran desavenencia entre ambos radicó en las reformas de los estatutos, que Rajoy propuso uniformizar mediante un pacto PSOE-PP que Rodríguez Zapatero se negó a sellar. "En las reformas de los estatutos, la primera palabra la tiene cada parlamento autonómico y la última, la Constitución", puntualizaron fuentes gubernamentales.

BIEN A SOLAS Zapatero recibió a Rajoy a las puertas de la Moncloa, bajo una fina lluvia, y durante casi dos horas departieron a solas en un tono cordial. Después, ante las cámaras, el secretario general del PP se empeñó en realzar sus diferencias con el presidente socialista y en denunciar la ambigüedad con que, a su juicio, el Gobierno hace frente a las reformas de la Constitución, los estatutos autonómicos y --cuando proceda-- la financiación autonómica.

"No hay nada. Estamos exactamente en la misma posición que tras el debate de investidura", se quejó Rajoy, subrayando la indefinición de Zapatero sobre las reformas estatutarias. Cara a las modificaciones que se avecinan, Rajoy reclamó que, como sucedió con los pactos autonómicos de 1992, los dos grandes partidos nacionales deben fijar en las Cortes una "perspectiva global" y común para todas las reformas, porque "no es aceptable" que los parlamentos autonómicos decidan qué competencias conserva el Estado central.

A su juicio, el mejor modo de preservar la "solidaridad" interterritorial y evitar "asimetrías" es que las reformas estatutarias "sólo se planteen de manera formal cuando haya acuerdo sobre el principio, el fin, los objetivos y los procedimientos". "De eso no ha dicho nada", comentó el secretario general del PP para ilustrar la supuesta ambigüedad de Rodríguez Zapatero.

LAS SINGULARIDADES AUTONOMICAS Pero, según un portavoz oficial del Gobierno, el presidente sí dio respuesta a esta demanda de Rajoy, y fue negativa. Rodríguez Zapatero le recordó que los estatutos de comunidades históricas como Cataluña o el País Vasco se revisarán por vez primera, por lo que no podrá aplicarse el "modelo fotocopiadora". "No tiene sentido adelantarse a la iniciativa de cada parlamento", precisaron fuentes de la Moncloa, conscientes de que cada autonomía enfocará las demandas reivindicativas en función de sus singularidades.

Igual que Zapatero le ofreció consenso sobre estas reformas, Rajoy aseguró haber trasladado su "disposición a seguir hablando". Eso sí, puso varias condiciones para subrayar sus reticencias: que "lo que se haga tenga sentido" y que se sepa "cuál es el objetivo final" de las reformas, para lo que "hay que fijar un criterio y tener claros los plazos, el principio y el fin del proceso", insistió. El secretario general del PP también aseguró haber instado al presidente del Gobierno a definir "las propuestas y contenidos" de las reformas, pero sin éxito alguno.