El riesgo de que los terroristas utilicen armas nucleares, radiológicas, biológicas y químicas (NRBQ) o de que se produzca un accidente de esa naturaleza en alguna planta nuclear o industrial ha llevado a la Guardia Civil a acometer un plan de formación de 1.682 agentes hasta el 2006 para enfrentarse a una catástrofe de esa naturaleza. El plan incluye el despliegue en Zaragoza, Madrid y Sevilla de Unidades de Primera Intervención (UPI), formadas por personal especializado y dotadas de material tecnológico para la detección, recogida y análisis de pruebas.

El ministro del Interior, José Antonio Alonso, acompañado del director general del Instituto Armado, Carlos Gómez Arruche, presentó y apoyó decididamente la iniciativa, que tendrá un coste de 4 millones de euros y permitirá contar con 63 especialistas de alto nivel, 476 de nivel medio y 1.119 guardias instruidos en identificar señales NRBQ, manejar equipos de descontaminación, administrar primeros auxilios y sobrevivir en un ambiente contaminado.