La Expo llega a su ecuador. A día de hoy, en el recinto trabajan 2.915 personas, un 32,5% más de lo previsto antes del inicio de la muestra, cuando se estimaba que serían unas 2.200. Un buen número de ellos esperan con impaciencia el cobro de la nómina. Sobre todo debido a los problemas en los pagos del primer mes, cuando se fraccionaron los ingresos de los empleados contratados por la empresa Randstad --la mayoría de los quioscos que Husa tiene en Ranillas--. Los sindidatos y la propia empresa aseguran que la situación está ya normalizada, y que en esta ocasión, se espera que todo se desarrolle con normalidad. También el personal polivalente ha visto mejoradas algunas condiciones.

Entre los trabajadores de los quioscos existe expectación, ante el cobro de la segunda nómina, prevista para el día 5 de agosto. Randstad asegura que los problemas están ya solucionados y que el fraccionamiento en los pagos se debió a "un error informático", según precisó ayer Carlos Arce, director de la oficina de esta empresa en Zaragoza. "Lo que ocurrió es que se partió en diferentes partes el fichero de los empleados y esto nos acarreó complicaciones porque hubo que rehacerlo de nuevo", indicó. Además, asegura que todas las personas que acudieron a realizar "reclamaciones por cuestiones salariales fueron atendidas. Y todo el mundo cobró lo que le correspondía", ratificó Arce. Esta empresa cuenta con unos 700 empleados.

Los trabajadores de los quioscos, y demás puestos de restauración, se acogen al convenio de hostelería de Zaragoza, pero "mejorado", precisa el director de Randstad. Los salarios varían en función de las horas. Hay tres tipos de contrato, los de 20 horas --con una retribución de 700 euros limpios al mes--; los de 30 horas --que perciben 990-- y los de 40, que son la mayoría. "En este caso, tienen unos ingresos medios de algo más de 1.200 euros al mes, aunque cambia, según tengan extras como nocturnidad. En algunos casos superan los 1.300", explicó Arce.

Esta cifra, los 1.200 euros al mes, es la que reciben la mayoría de los empleados que están en la Expo, bien sea en los quioscos o en los restaurantes--los hay propiedad de Husa y de Milano--; en las tiendas de venta de artículos propios del evento, o el personal polivalente contratados por la muestra. En general, los trabajadores con los que ha hablado este diario se consideran "bien pagados", aunque la mayoría reclaman algunas mejoras concretas de algunos aspectos de su puesto laboral.

Desde los sindicatos mayoritarios en la muestra, CCOO y UGT, ratifican que la situación se ha ido normalizando conforme han ido pasando los días. "Al principio hubo mucho caos con el tema de las nóminas. Registramos muchas quejas porque no cuadraban las horas, tenían hasta tres ingresos en un mismo mes, y en fechas diferentes. En fin, que hubo bastantes problemas organizativos por parte de Randstad", explicó Luis Farlete, coordinador de UGT--Expo. Aunque se muestran confiados en que este mes "funcione todo mejor". Y resaltó que, en este caso, la interlocución con la empresa fue "buena". "Se mostraron receptivos desde el principio. Reconocieron que se debía a un error suyo y lo intentaron solventar", subrayó. En parecidos términos se expresó el coordinador de CCOO, Juan Carlos Cantín, quien destacó que se ha dado salida a los problemas "sobre la marcha y creemos que ahora todo está encarrilado y ajustado".

Además del personal de los quioscos, que es el que ha tenido más problemas laborales en lo que va de muestra, también han existido reclamaciones por parte de los polivalentes, empleados contratados por la Expo que trabajan en pabellones o en diferentes puntos del recinto. Uno de los problemas fue la necesidad de instalar más sombras y de incrementar las rotaciones en los puestos para evitar golpes de calor. También se mejoró la distribución de agua y cremas solares. Y se les permitió utilizar un calzado diferente al distribuido por la Expo, que ocasionaba numerosas rozaduras. "Con la organización de la muestra nos reunimos habitualmente y ha sido sencillo lograr las reivindicaciones, aunque siempre quedan cosas por pulir", admitió Cantín.