Enrique Bunbury inicia esta noche en Zaragoza (Feria de Muestras, 21.00 horas) la gira de presentación de Hellville de Luxe, su nuevo álbum, que saldrá a la venta el próximo 7 de octubre. El músico, que publicó su último disco en solitario (El viaje a ninguna parte) hace cuatro años, abre ahora otra etapa en su carrera con energías renovadas, nueva banda y cierta polémica: la causada por un blog del periódico El Mundo, que demuestra que en la letra de la canción El hombre delgado que no flaqueará jamás utiliza versos completos de varios libros del poeta y pintor cordobés Pedro Casariego (1955-1993).

"No es ni plagio ni nada. Es lo que hacemos los escritores en todos los ámbitos: recoger frases de la calle, de los periódicos, de los bares y, por supuesto, de los poetas. La acusación es una chorrada. Y si no que le pregunten a Dylan. ¡No me jodas! Que no sean superficiales. En la misma canción hay una frase que está sacada de un titular de la sección de Economía de un periódico, y nadie se ha dado cuenta".

--De acuerdo, dejemos a un lado la polémica y centrémonos en Hellville de Luxe, su nuevo disco. Creo que es la primera vez que me ocurre con un disco suyo, pero a este no termino de cogerle el punto de estructura y de concepto. ¿Eso es bueno o malo?

--Para mí es el disco más homogéneo que he hecho y que tiene un concepto más directo. Es un disco de guitarras, aunque no estrictamente de rocanrol, pues hay country, una especie de bolero... Diferentes músicas, vaya. Pero creo que están muy definidos la producción, el sonido y la dirección.

--Sigo dudando. Hay canciones que recuerdan a la época de Pequeño junto a otras que gravitan en una onda muy diferente.

--Quizá no es tan rupturista como los anteriores, aunque tampoco tengo intención de romper con mi pasado. He encontrado un lenguaje propio que se va expresando en todos los álbumes, que de alguna forma están conectados. Tal vez la estructura de Hellville de Luxe se vea mejor en la edición en vinilo que en la de CD, con un disco más centrado en el rock, y otro más intimista.

--Phil Manzanera (exRoxy Music) produjo a Héroes y su primer disco en solitario. Ahora ha vuelto a contar con él.

--Es una forma de reconocer que Phil es un elemento unido indefectiblemente en mi vida. Me había negado a trabajar con él para encontrar mi propio camino, pero ha sido mi padre, mi mentor, mi amigo y mi consejero. Y siempre hemos estado en contacto y colaborando juntos.

--¿No es mucho riesgo presentar en directo el disco antes de que salga a la venta?

--Es algo que no he inventado. Lo han hecho antes los músicos de blues y de jazz. En cualquier caso, hasta que no se publique no haré en los conciertos todas las canciones del álbum.

--¿Qué tal con su nueva banda?

--Como un niño con zapatos nuevos. Es un nuevo cambio en mi vida, y el hecho de que me acompañen estos músicos me ha permitido dar un lavado de cara a canciones de Pequeño y Flamingos que no me apetecía tocar y rescatar canciones más ocultas que no solía tocar.

--Hagamos un cambio de tercio. ¿Desde cuando cree en los milagros? Lo digo porque en una ocasión me dijo que solo un milagro haría que Héroes del Silencio volviera a actuar y que usted no creía en los milagros.

--Esa reunión era imposible. Pero, afortunadamente, la voluntad de muchos de que Héroes tuviera un final bonito hizo que fuera posible. Para mí ha sido la mejor gira de Héroes, la que más he disfrutado. Y ha servido para que cuando escuchemos la palabra Héroes no se nos reconcoma el alma. Antes teníamos un regusto amargo; ahora, una sonrisa en la boca.

--Y no hay marcha atrás. Quiero decir que fue una reunión puntual. A ver si dentro de un tiempo seguimos hablando de milagros.

--Fuimos claros y directos sobre la gira: fue un paréntesis en nuestras vidas y en nuestras carreras. No sé por qué debería de volver el grupo. No ha sido nuestro estilo. Que nadie se engañe: soy perro viejo, y sé que eso no tiene sentido.

--Pues ya que estamos, que tal si me aclara la espantada que dio al final de la gira de El viaje a ninguna parte.

--El final lo había comunicado a la banda antes de que tuviera la desgracia de no poder terminar un concierto. Las razones fueron exclusivamente artísticas: el grupo ya lo había dado todo, y la situación era de tensión y de cierta desidia. Yo, por mi parte, estaba agotado físicamente, y tenía que resolver, además, asuntos personales como el tema de la oficina de management y dónde y cómo quería vivir. El error fue no suspender el concierto de Zuera.

--¿Y cómo está ahora?

--Tranquilo. Tengo 41 años y mi carrera no está acabada.