"Cansados como enanos" llegaron Juan Alberto Belloch y Jerónimo Blasco al complejo des Arts de París, donde ayer se celebraba la comparecencia y la recepción de las tres candidaturas que compiten por la Expo. El primer edil desembarcó con el periódico del día bajo el brazo y provocando con bromas a Jianmin Wu, presidente del BIE.

Este se había convertido en uno de los momentos más esperados del día para los periodistas y para las más de 300 personas que ayer viajaron hasta la ciudad del Sena para apoyar a Zaragoza en sus aspiraciones. Todos habían tenido que sobrevivir a una larga mañana de viaje que se complicó debido a las condiciones meteorológicas, que retrasaron el programa previsto más de una hora y media.

A POR LOS INDECISOS De una fría mañana se pasó a un programa de declaraciones encendidas, esperanzas y ánimos revueltos que acabó con una concurrida recepción que por fin acercó a los competidores, unidos por la caza del indeciso.

El día empezó con dos cafés de propina en la cafetería del aeropuerto a causa del retraso. La espera se tomó con buen humor y la mayoría aprovechó el tiempo en saludos y bromas. La expedición de la Expo se cruzó con la del Real Zaragoza, que posó con la camiseta de ZH2O antes de partir a Brujas.

A la llegada, desde el aeropuerto, la expedición se dividió en medios de comunicación y autoridades. Una breve comida sirvió para reponer fuerzas antes de la rueda de prensa, a la que también asistieron como observadores representantes institucionales, delegados del BIE y algunos fans incondicionales de la causa.

La competitividad y la tensión podían mascarse en el ambiente. Primero empezó la batalla de la colocación de los carteles candidatos. Después, la carrera de los micros. La sala se llenó hasta al bandera. Las acusaciones se cruzaron a veces a cara descubierta y, en otras ocasiones, como dardos envenenados. Las respectivas hinchadas aplaudían las declaraciones de su equipo. Y a la cita ni siquiera le faltó un espontáneo, un sacerdote italiano, que aseguró que "la Expo debería celebrarse en Trieste por ser Italia un país de paz y amor" al contrario que sus rivales España y Grecia "azotadas por la violencia y el terrorismo".

Casi resultó una complicada labor poner fin a la rueda de prensa, que debía dar paso a la posterior recepción. Cada candidatura tenía allí su zona reservada y su propio menú. Antes de la fiesta, Belloch volvió al Hilton para descansar y recoger, junto al gerente de la Expo, Jerónimo Blasco, a sus respectivas esposas, Mari Cruz Soriano y Elvira Fernández.

La llegada del primer edil rompió el orden lógico del protocolo, puesto que se produjo unos minutos después que la del presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, y mucho más tarde que la del ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, y la vicepresidenta primera del Gobierno español, Teresa Fernández de la Vega. Ambos se mostraron simpáticos y accesibles, ya fuera para posar con los invitados o para hacer campaña con los Emiratos Arabes, que se encontraban un poco perdidos entre tanto jamón, tanta fiesta y tanta agua personalizada.

Las botellas de Lunares dominaban parte del stand junto a rubias de la Zaragozana, tintos del Somontano y dos jamones de Teruel servidos junto a un ternasco con patatas y una creación tipo Bulli de gamba gratinada con algodón de feria. Ya fuera por el sabor, por la compañía o por el chill out flamenco, en el cóctel español no cabía un alfiler.

Se notaba que la moral estaba alta. Fernández de la Vega y Moratinos dieron mil y un apretones de manos y brindaron la noche "a Zaragoza", al igual que hicieron el presidente de las Cortes, Francisco Pina; el delegado del Gobierno; el exalcalde José Atarés; concejales como Azcón y Blasco; el presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos, Fausto Comenge; el de Arquitectos, Francisco Pérez Arbués; Julián Lóriz de UGT, y una larga lista de autoridades.

Además de la delegación oficial, muchos se dieron cita en el cóctel para prestar su respaldo a la Expo. Felipe Sanz, de Zaragoza Urbana, había viajado por su cuenta junto al director del Palafox, Gonzalo Gurriarán. Manuel Teruel, presidente de la Cámara de Comercio, había sobrevivido a toda una epopeya tras posponerse su vuelo desde Biarritz. Y, junto al embajador especial para la Expo, José Manuel Paz Agüeras, llegaron las hermanas de la recientemente fallecida diplomática María Blanco, a la que el equipo de la candidatura dedicó todo su trabajo.