No estoy seguro de que la envidia, como el resto de los llamados pecados capitales, pueda ser en ningún caso sana, pero si alguno de ellos tiene alguna posibilidad de presentar una vertiente positiva en la vida moderna, donde tanta importancia tiene la emulación y la competencia, es sin duda la envidia. Precisamente por su proximidad al espíritu de superación, un sentimiento inicialmente corrosivo y más bien pasivo como ella, puede llegar a transformarse en un resorte que empuje a la acción y movilice las virtudes más altruistas y solidarias que también albergan en el alma humana.

Pues bien, una envidia sana por lo conseguido por nuestros representantes políticos es lo que sentimos los que durante tantos años estuvimos soñando en las diversas instituciones políticas aragonesas, sólo soñando pues la situación o los que estábamos no dábamos para más, por eventos de la trascendencia de la Expo 2008 para Zaragoza.

Enhorabuena alcalde de Zaragoza, enhorabuena presidente de Aragón por que habéis sabido liderar un proyecto colectivo de envergadura para Zaragoza y Aragón que nos va a transformar profundamente a todos, y enhorabuena porque habéis sabido ahuyentar, espero que definitivamente, esos demonios colectivos que nos han perseguido durante décadas a los aragoneses impidiéndonos empresas colectivas más allá de las reivindicativas o las posturas del no a esto o aquello.

SON MOMENTOS trascendentales y la celeridad con que el propio alcalde ha propuesto un gran Pacto de Ciudad por la Expo hace presagiar que se va a proseguir por la senda iniciada, y al fin durante unos años vamos a poder caminar todos en la misma dirección. Y cuando se dice todos es preciso no olvidar a nadie ni a nada que pueda apoyar y desarrollar el proyecto. Los partidos están y deben seguir todos en los órganos de gobierno del nuevo ente gestor, pero no solo los partidos: los empresarios que tan magnífico e inusual ejemplo han dado a toda la clase empresarial española, las entidades financieras que en el caso de las cajas de ahorro tan meridianamente han puesto de manifiesto su dimensión social, el voluntariado, y las asociaciones civiles y ciudadanas que quieran y puedan aportar algo al mismo.

Pero estar todos no es sinónimo de estar revueltos o maniatados por las exigencias del consenso: debe articularse una dirección competente y eficaz que gestione con agilidad y decisión los cuatro años de ilusión colectiva que vamos a vivir todos los aragoneses y especialmente los zaragozanos.

El nuevo aparato administrativo que se está diseñando para gestionar tendrá que aprovechar los cimientos ya establecidos y que tan buenos resultados han cosechado, pues la experiencia adquirida en estos años por el consorcio formado no se puede derrochar en ningún caso. Desde una asociación como la de exparlamentarios de las Cortes de Aragón sabemos mucho de cómo en nuestra tierra se dilapida ese preciado y costoso valor personal: con demasiada frecuencia olvidamos entre nosotros que sólo la experiencia da la competencia para todo y en este caso mucho más.

RESULTA significativo conocer en estos días los entresijos y las negociaciones, urdidas muchas de ellas en la sombra, para valorar en su justa medida el mérito de nuestros representantes. Cuando se ha vencido es muy fácil hacer una interpretación abstracta y global de los apoyos obtenidos centrándolos en la gran política, que sin duda ha tenido su importancia, pero los que conocemos la política por dentro sabemos en este tipo de decisiones, donde diez votos cambiados hubieran significado otro resultado, es el trabajo oscuro de los muñidores de voluntades y apoyos el que resulta decisivo: sin él la candidatura de Zaragoza no hubiera salido adelante.

En el interior de los partidos se forman verdaderos especialistas en la materia y en este caso este conocimiento se ha puesto al servicio de una causa común que merecía la pena, sabiendo conjuntar una gran idea como la del agua, un gran proyecto y una buena gestión, con un conocimiento práctico y realista de cómo funciona la toma de decisiones en una organización democrática.

Lo apasionante es que junto al proyecto de la Expo y estrechamente relacionado con él, se ha sido también capaz desde la política de poner en marcha, con el adecuado consenso y apoyo de todo tipo, la Plataforma Logística que dota de valor estratégico a todas las inversiones en la ciudad y la región de los próximos años y van a posibilitar salir del ensimismamiento que con tanta frecuencia hemos diagnosticado en Aragón. Por eso, como decía al principio, los exparlamentarios aragoneses sentimos envidia de los que están logrando todo esto desde la primera línea, porque a todos nos hubiera gustado estar ahí, participando más activa y directamente en tan decisivos logros; pero como la envidia en este caso pretende ser sana, deseamos que los que han liderado hasta ahora estos proyectos lo sigan haciendo con firmeza, mesura y contando con todos, conscientes de su tremenda responsabilidad ante retos que han conseguido unir como nunca a la ciudadanía en torno a sus líderes y transmutar la vida política de nuestras instituciones de una desesperante atonía, cuajada de disputas y desencuentros, en una verdadera acción de gobierno. Proyectos así son los que dignifican la acción política y recuperan el prestigio de las instituciones. En proyectos así estamos todos disponibles.