La delegación italiana ni se inmutó cuando perdió la primera vuelta de la votación. Los políticos estaban hasta felices porque esperaban dar un vuelco inesperado en la segunda vuelta con la traición a España que, pensaban, habían pactado con los trece países del Caribe. Nada más lejos de la realidad. Zaragoza, en absoluto secreto, había rescatado su respaldo en un arduo trabajo que se alargó hasta horas antes del 16-D.

Esta es sólo una de las innumerables operaciones diplomáticas desarrolladas por la candidatura durante el último año y medio para sellar la designación de la Expo 2008. Encuentros bilaterales, misiones de cooperación, convenios y compromisos de apoyo institucional fueron algunas de las armas utilizadas por España.

El gerente de la sociedad pública, Jerónimo Blasco, y el exsecretario general de la Expo 92, Juan Correas, fueron los artífices de la operación Caribe , una de las más elaboradas y que les llevó a reconquistar el apoyo. Blasco negociaba en Europa con los delegados y Correas, en paralelo y al mismo tiempo, con responsables políticos en las islas para deshacer la maniobra de la Farnesina , el Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia. Los últimos tres acuerdos se realizaron esta semana por la noche y por correo electrónico.

La tensión en la candidatura española era máxima en la segunda votación. Todo pendía de un hilo. "Había un silencio gélido. No respiraba ni se movía nadie", recordaba ayer Blasco.

El gerente de la Expo 2008 agradeció mucho el trabajo del periódico triestino Il Piccolo , que daba exhaustivos detalles de los movimientos diplomáticos de su país. "Ha sido nuestra mejor hoja de ruta", señalaba aún asombrado por las pistas facilitadas por el enemigo .

El rey Juan Carlos también jugó un papel muy importante en las gestiones para sellar el apoyo de los países con monarquías, a los que solicitó personalmente el voto. El propio alcalde, Juan Alberto Belloch, dijo que el monarca había sido un "agente electoral directo" de la candidatura.

Blasco reconoció la labor desarrollada por el servicio exterior de Italia, pero consideró que la Farnesina se equivocó en los tiempos: "Preparó comidas multitudinarias cuando nosotros las habíamos organizado hace un año. Invitábamos a los delegados de cinco en cinco para explicarles el proyecto". Los almuerzos se preparaban siempre en el restaurante parisino el Fogón de San Julián . A puerta cerrada para evitar indiscreciones.

Zaragoza no sólo arrasó en votos en Iberoamérica y el Caribe, sino en el Africa subsahariana. Sólo se escapó el voto de Madagascar, comprometido por Italia a base de comprar a la isla miles de toneladas de arroz. A alguno de los delegados se le tuvo que llevar el billete de avión a su país para que acudiera a votar el 16-D.

Otros provocaron más que nervios en la delegación española. Como el representante de Nauru, país de Oceanía que casi no llegó a tiempo para acreditarse ante el BIE para poder votar a Zaragoza porque se encontraba de compras por la capital francesa.

También se obtuvieron votos decisivos en Asia, donde se volcó con extraordinaria entrega el director general de Política Exterior para Asia y Pacífico, Eugenio Salarich.

Pocos detalles fallaron en el desarrollo de la campaña diplomática. Jerónimo Blasco sólo recordaba que Guinea no llegó a entrar en el BIE por un día para apoyar a España en la votación del 16-D.