María Teresa Crivillé es una de tantas mujeres que ha decidido apostar por el medio rural para desarrollar su proyecto de vida y su trabajo. Con 55 años y una mochila cargada de experiencias a sus espaldas, vive con más intensidad que nunca la empresa que gestiona, Bodegas Crial, un negocio que se asienta en Lledó, en un pequeño municipio situado en la comarca del Mataraña, en Teruel.

Junto a su marido cogió las riendas de esta empresa familiar que dio sus primeros coletazos a comienzos de siglo, cuando sus abuelos comenzaron a vender el excedente de vino que tenían. Luego cogieron el relevo sus padres y, hace 26 años lo hizo María Teresa. El paso de los años ha cambiado la forma de trabajar y la empresa hasta el punto de que en el último ejercicio la bodega ha cosechado un buen número de premios. Porque, como reconoce ella, el tiempo ha sentado muy bien a sus caldos.

«Estamos creciendo en los últimos años tanto en Lledó como en Cretas», asegura esta empresaria que centra su actividad en la labor comercial para que el vino de Crial llegue a sus clientes, pero también a sus potenciales compradores. Esta tarea, precisamente, fue reconocida el pasado miércoles durante la entrega de los Premios de la Asociación Aragonesa de Mujeres Empresarias (Arame). En este caso, la propietaria y gerente de Bodegas Crial recibió el galardón al Emprendimiento de la Mujer en el Medio Rural.

La empresa vende hoy más de un millón de litros y cuenta con 50 hectáreas de viñedos propios, una plantilla de 15 trabajadores directos (que pueden llegar a ser 25 en épocas de más trabajo) y una bodega de 3.000 metros cuadrados.

Reconocimiento exterior

Lo que más lamenta María Teresa es que el esfuerzo que se lleva a cabo en zonas como en la que vive, en la comarca del Matarraña, se vea más reconocido fuera de Aragón que en la propia comunidad. «Se trata de una zona muy desconocida, incluso en nuestra tierra, pero que encierra una gran cantidad de productos de calidad», lamenta Crivillé mientras sostiene que se trata de un reto que habrá que abordar en los próximos tiempos.

Precisamente, confía en las generaciones más jóvenes para dar a conocer, por ejemplo, Lledó, un municipio con apenas 162 vecinos censados. «Los jóvenes ahora tienen más fácil emprender en zonas rurales como esta gracias a las nuevas tecnologías e internet». Además, añade que «seguro que aquí tienen mejor calidad de vida que en una gran ciudad». De hecho, María Teresa insiste en que son muchos los extranjeros que se asientan en uno de los rincones más bellos de Aragón.