Los jóvenes españoles dicen ser cada vez más feministas, pero los datos los contradicen. Según el barómetro Juventud y género 2019, realizado por el Centro Reina Sofía de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y presentado ayer, casi la mitad de los encuestados (49%) se consideran feministas, porcentaje que en el 2017 se quedó en el 34,8%. Parece que el #Metoo, el 8-M y las protestas contra la primera sentencia de La manada han calado en la población de menor edad. Pero pese a ello, persisten micromachismos preocupantes, estereotipos sobre la dicotomía entre géneros y creencias arraigadas y desiguales sobre los roles femeninos y masculinos. Por ejemplo, la mitad de los chicos (el 45%) creen que si las madres trabajan fuera de casa puede resentirse la vida familiar, percepción que comparten el 41,9% de las mujeres.

El 32,6% de los chicos y el 22,5% de las chicas también opinan que la mayoría de la población femenina prefiere crear un hogar y tener hijos en vez de mantener un trabajo profesional. En este contexto, se observa que, en el reparto del trabajo doméstico, el peso sigue recayendo sobre todo en las mujeres. Así, el 43% de las chicas y el 30% de los chicos admiten que estas tareas las realizan fundamentalmente las féminas dentro de su hogar familiar.

PERCEPCIONES TRADICIONALES

El estudio, a partir de 1.224 encuestas on line a jóvenes de entre 15 y 29 años y financiado por el Santander y Telefónica, en colaboración con Sanidad, concluye que los y las jóvenes perciben el género como dos cajones estancos y con imágenes tradicionales sobre la feminidad y masculinidad, si bien a las mujeres se les atribuye cada vez más cualidades tradicionalmente masculinas como que son «trabajadoras» y «emprendedoras». Pero a ellos no se los ve más «prudentes» o «sensibles».

Al mismo tiempo, las chicas trasgreden más los roles tradicionales de género -el doble de mujeres que de hombres se consideran feministas-, mientras que los chicos se identifican con mayor frecuencia con posturas conservadoras. En este sentido, subrayó la directora general de la FAD, Beatriz Martín, «preocupa» la pervivencia de comportamientos de control hacia las parejas por parte de buena parte de la población masculina de menor edad.

Así, se ha incrementado del 14,5% al 16,5% el número de chicos que ven normal mirar el móvil de sus novias si sospechan de un engaño. Ha crecido del 10% al 15% el porcentaje que piensa que para evitar conflictos es mejor ponerse la ropa que agrada a la pareja y del 24% al 25% los que piensan que los celos son una prueba de amor. En cambio, el acuerdo con todas estas afirmaciones ha descendido en el caso de las jóvenes.