Si hurgamos en la memoria de lo que sucedió en el Siglo XVII encontraremos una larga lista de grandes acontecimientos y logros académicos que marcaron y cambiaron el rumbo del mundo. El campo de la ciencia, por ejemplo, destacan los nombres de René Descartes e Isaac Newton. Ambos eran las mentes brillantes de ese siglo. Ídolos de la física y la matemática.

Pero como se trataba de una época conservadoramente machista y donde era incompatible ser mujer y estudiar, era imposible saber que una dama por esos años, cuyo nombre era Elena Cornaro Psicopia, hacía historia al convertirse en la primera mujer en todo el mundo en doctorarse, lo que hoy se conoce como un Ph.D.

No es poca cosa obtener dicho grado académico. Recordemos que eran tiempos donde las mujeres estaban arrinconadas a labores domésticas y ser una buena y comprensible esposa.

Pero hablemos de esta erudita de las artes que nació un día como hoy, 5 de junio, en la Venecia del siglo XVII. Google, como siempre, la celebra a nivel mundial.

TALENTO INNATO

Cuando Elena tenía siete años, sus padres habían reconocido su talento. Una amiga de la familia los alentó a que le diera clases de griego y latín. También dominó el hebreo, el español, el francés y el árabe. Teniendo diecisiete años Elena ya era una destacada compositora y concertista. Llegó a ser una virtuosa tocando el arpa, el clavicémbalo y el violín. Era reconocida como una gran compositora y concertista.

Los estudios posteriores de Elena también incluían matemáticas y astronomía, pero su mayor interés era la filosofía y la teología. Después de convertirse en presidenta de la sociedad veneciana Accademia dei Pacifici, se matriculó en la Universidad de Padua en 1672.

Aunque se le permitió estudiar allí, la solicitud de Elena para obtener un Doctorado en Teología fue rechazada porque los funcionarios de la iglesia no otorgaron el título a una mujer.

Con el apoyo de su padre, ella solicitó un Doctorado en Filosofía. Su examen oral en 1678 atrajo tanto interés que la ceremonia tuvo que trasladarse de la universidad a la catedral de Padua para acomodar a una audiencia que incluía profesores, estudiantes, senadores e invitados de universidades de toda Italia.

Elena habló en latín, explicando los pasajes difíciles seleccionados al azar de los escritos de Aristóteles. Su elocuencia impresionó tanto al comité que expresaron su aprobación viva en lugar de una votación secreta. Se colocó una corona de laurel sobre su cabeza, un anillo de oro en su dedo, un libro de filosofía en su mano y una capa de armiño sobre sus hombros. La escena será plasmada en la Ventana Cornaro, ubicada en el ala oeste de la Biblioteca Thompson Memorial del Vassar College. Google destaca estos detalles en su doodle de hoy.

DOCTORADO Y CELIBATO

A la edad de treinta y dos años, Elena se convirtió en la primera mujer con un doctorado universitario, abriendo un camino para que generaciones de mujeres siguieran sus pasos hacia los niveles académicos más altos.

Su apego a la religión no fue un tema de estudio, más bien un modo de vida. A tal punto que, a los 19 años, hizo voto de celibato alejando así a los numerosos pretendientes al matrimonio. Tomó los hábitos benedictinos, pero nunca llegó a ser monja porque su padre no le concedió su deseo de convertirse en tal.

Se predisponía así a llevar una vida alejada de los roles tradicionales de las mujeres y aspiraba con su renuncia a ser respetada por los hombres eruditos y estudiosos.

Con veintitrés años, Elena tradujo del español al italiano la obra de Giovanni Laspergio Colloquio di Cristo nostro Redentore all anima devota.

Elena, murió el 26 de julio de 1684, Padua, Italia.