El flamante fichaje de la catalana Natalia Arroyo como nueva entrenadora de la Real Sociedad devolvió al primer plano la cruda realidad de las mujeres en los banquillos de la liga femenina de fútbol: apenas dos en todos los de la Primera Iberdrola, tres contando a Carolina Miranda, la preparadora interina del Valencia.

Miranda sustituyó provisionalmente a la destituida Irene Ferreras y, como directora deportiva del equipo ché, decidirá en gran medida si el mando del equipo seguirá en manos de una mujer. De ser así, esta se uniría al más que reducido club en el que milita desde hace años María Pry, actual entrenadora del Levante, y al que recientemente se sumó Natalia Arroyo.

Natalia Arroyo, en su presentación en San Sebastián

Dos hombres más

Son dos, al sumo tres, de 16, el número de equipos con los que la Primera Iberdrola contó esta temporada. Los restantes banquillos están dirigidos por hombres. Y la próxima campaña serán, en principio, dos más. Los dos que entrenan al Eibar y al Santa Teresa, los equipos que ascenderán de la segunda división a la primera, que pasará a estar integrada por 18 clubs.

"Desgraciadamente somos demasiadas pocas las mujeres que estamos ahí al frente", lamentó Natalia Arroyo este semana en su primera rueda de prensa telemática como entrenadora de la Real Sociedad. "Cuantas más haya, mejor para todo el mundo porque permitirá que las que se lo quieran imaginar, puedan", agregó la preparadora catalana, que asume su primer gran reto en la élite.

Arroyo, en su etapa en la selección catalana.

Antes, y después de colgar las botas por una lesión, Arroyo había entrenado al filial del Levante Las Planas, su último equipo como futbolista, a la selección catalana sub 16 y a la selección catalana absoluta, combinado que dirige desde 2014.

Oportunidades escasas

Quizá no sea casualidad que haya ido a parar a la Real Sociedad, un club que, además de solera en la liga femenina, tiene a Garbiñe Etxeberria como directora deportiva.

Pionera en el fútbol vasco y estatal, Etxeberria logró junto a Iñigo Domínguez el ascenso del equipo donostiarra a la primera división femenina en el 2005. Dos años más tarde y por tan solo uno, la preparadora asumió en solitario las riendas del equipo. Después, las cambió por la planificación desde las oficinas del club guipuzcoano.

El camino para las mujeres que quieren ser entrenadoras no es fácil. Las oportunidades son escasas; los prejuicios, aún notables; las exigencias, máximas. Su progresión se frena.

Cuestión de tiempo

"No creo que falten entrenadoras capacitadas para dirigir en la Primer Iberdrola, pero todavía no se ha producido el relevo. Conozco a muchas jugadoras en activo que cuando finalicen su carrera quieren ser entrenadoras. Es cuestión de tiempo", aseguró María Pry el pasado marzo en una entrevista publicada por 'La Vanguardia'.

Entonces, Pry era la única con cargo asegurado. Ferreras había sido ya apartada del banco del Valencia y Miranda ejercía de manera provisional. "También hay un factor cuantitativo. Hay menos mujeres que juegan al fútbol y son menos las que quieren ser entrenadoras. Seguro que, además, nos limita la falta de oportunidades. Confío en que esta situación cambiará con el tiempo", añadió.

11 temporadas seguidas

Pero Pry -el nombre futbolístico de María del Mar Fernández Montero- suma ya muchas temporadas contemplando el panorama casi en soledad. Ella es probablemente la única mujer que puede presumir en España de haber enlazado 11 temporadas al frente de equipos femeninos en las máximas categorías. Dirigió tres al Sevilla, siete al Real Betis y la presente al Levante, tercer clasificado de la Primera Iberdrola cuando la Federación Española de Fútbol (RFEF) decidió suspender la competición por el coronavirus.

Quedaban aún ocho jornadas por jugarse. Y el Levante estaba a tres puntos del Atlético de Madrid, el equipo que junto al campeón Barcelona disputará la Liga de Campeones la próxima temporada por decisión de la RFEF.

En la Reto Iberdrola, la segunda división femenina, la presencia de mujeres en los banquillos no es mucho mayor. Sara Monforte y su segunda Noe Serrano llevan las riendas del Villarreal. Iraia Iturregi dirige al Athletic B. Izaskun Main manda en Osasuna junto a Mikel Bakaikoa. Y Nati Gutiérrez es la segunda de a bordo del Málaga.

La vía del extranjero

Para otras entrenadoras, muy pocas, las puertas se han abierto en el extranjero tras demostrar su valía en la competición española. Milagros Martínez dirige al Suzuka Unlimited, equipo masculino de la cuarta categoría japonesa, después haber llevado al Albacete hasta la Primera Iberdrola.

Pese al creciente auge de las ligas femeninas, el terreno más abonado para las entrenadoras siguen siendo las selecciones nacionales. Allí, con más oportunidades, han demostrado su capacidad para llevar a un equipo a lo más alto. La estadounidense Jill Ellis dirigió al combinado de su país en Canadá 2015 y Francia 2019, los dos últimos mundiales conquistados por la tetracampeona.

Corinne Diacre, la primera mujer en entrenar un equipo profesional en Francia, es la responsable del paso de gigante dado por la selección gala en el panorama internacional. La veterana Silvia Neid condujo a Alemania al oro olímpico en Río 2016. En España, la ovetense Toña Is comandó a la selección sub 17 que conquistó el Mundial de 2018.