Noche de cambio y resonancias históricas en Chicago. La tercera ciudad de Estados Unidos tendrá su primera alcaldesa afroamericana y abiertamente gay después de que la fiscal federal de 56 años, Lori Lightfood, se impusiera abrumadoramente a su rival en la segunda vuelta de las elecciones municipales. Sin apenas reconocimiento público cuando lanzó su campaña, Lightfood ha superado a más de una docena de candidatos, algunos de ellos con apellidos ilustres y profusas conexiones políticas, atributos que suelen contar mucho en una ciudad conocida por su fango político. Reemplazará a Rahm Emanuel, quien fuera jefe de gabinete de Barack Obama en la Casa Blanca, después de que renunciara a un tercer mandato tras una tormentosa gerencia de ocho años.

Lightfood no está afiliada a ningún partido, pero se define a sí misma como progresista. Llega con la promesa de cambiar el estatus quo en una de las ciudades más complicadas del país, asfixiada financieramente por la deuda de 58.000 millones de dólares que mantiene el sistema de pensiones de sus funcionarios, desangrada por la violencia armada y con una cultura política estanca y acostumbrada a la corrupción. Lightfood trabajó para el gobierno local de Emanuel, que la escogió para varios cargos de supervisión de la policía, pero acabó haciendo campaña contras sus políticas. En esa época participó en el demoledor informe que denunció los abusos y la brutalidad de la policía de Chicago, un cuerpo que describió como impregnado de racismo institucional.

Poderosos intereses

"Nos enfrentábamos a intereses poderosos, a una maquinaria poderosa y un alcalde poderoso. Nadie nos dio muchas opciones", dijo Lightfoot a sus seguidores tras anunciarse su victoria. En la ronda final de los comicios se enfrentó a Toni Preckwinkle, otra mujer negra, expresidenta del Partido Demócrata en el condado de la ciudad, lo que hizo que la carrera final fuera todavía más atípica.

Con una población repartida casi a partes iguales entre blancos, negros e hispanos, la ciudad del blues' ha tenido hasta la fecha dos alcaldes afroamericanos: Harold Washington (1983-1987) y Eugene Sawyer (1987-1989). Un apellido más blanco, Daley, ha dominado la ciudad en buena parte de sus últimas seis décadas.

El cúmulo de problemas que arrastra la urbe de 2,7 millones de habitantes se han agudizado por las durísimas políticas de austeridad impuestas por Emanuel para estabilizar las finanzas urbanas. Se han cerrado cientos de colegios, han aumentado los impuestos y han pagado casi siempre los barrios más pobres. Tanto es así que miles de afroamericanos se están marchando mientras la población blanca llega atraída por los empleos en la industria tecnológica y la revitalización del downtown.

Pérdida de población

Lightfoot ha hecho campaña contra el abandono del Sur y el Oeste de Chicago, la inacción para reformar la policía y la pasividad para frenar el éxodo negro o la acelerada gentrificación. Chicago es la única de las cinco grandes urbes estadounidenses que pierde anualmente población. Y lleva haciéndolo durante los tres últimos ejercicios.