La India es uno de los lugares más peligrosos para nacer mujer, expone la periodista Rosa María Calaf. Aunque la primera cuestión es poder nacer, porque también es el país con mayor número de feticidios femeninos.

Es decir, un aborto selectivo por razón de sexo, explica en una entrevista a Efe este miércoles en Zaragoza, antes de dar comienzo a la conferencia "Ser Mujer en la India", organizada por la Fundación Vicente Ferrer, en colaboración con la Oficina de Cooperación del Colegio de Médicos de la capital aragonesa.

"Es difícil nacer y, una vez has nacido, es difícil crecer porque hay una discriminación permanente", señala Calaf, quien colabora activamente desde 2004 con la ONG fundada por Vicente Ferrer.

Uno de los factores más importantes es la violencia. Y ante unos índices de violación "tremendos", expone Calaf, se está creando "cierto revuelo", como las protestas en 2012 a raíz de la salvaje violación en grupo a una joven estudiante.

"Hay un movimiento para denunciarlo, hay activismo y una cierta tendencia a cambios legislativos, pero las mentalidades cambian mucho más lentamente", expresa la que fue corresponsal de Televisión Española durante 37 años.

En su opinión, para que se produzcan avances tiene que haber una implementación real de "la poca legislación que hay a favor de la protección de la mujer", se tiene que acabar la impunidad de la violencia hacia ellas y trabajar en una educación que vaya dirigida a mensajes de igualdad.

En la actualidad, más de 113.000 mujeres forman parte de asociaciones llamadas 'sangham', espacios de solidaridad donde se reúnen periódicamente para eliminar conductas normalizadas en su entorno, como la violencia de género, y promover su autonomía económica mediante los microcréditos.

Según datos facilitados por la fundación, más de 104.000 mujeres han podido emprender gracias a los créditos facilitados por el Fondo de Desarrollo de la Mujer.

Calaf, quien conoció la labor de la fundación en la India acompañada por Vicente Ferrer, ha reconocido el importante papel de esta organización no gubernamental para el desarrollo, que celebra su 50 aniversario.

Por una parte, porque no permite que "aquí miremos a otro lado" y ayuda a concienciar de la responsabilidad que tenemos con respecto a aquellos que son más vulnerables, ya que "esto es cosa de todos".

Y, por otra parte, porque trabaja sobre el terreno para "hacer la diferencia" y permite a miles de personas vivir mejor, no solo materialmente, sino con derechos.

"Lo importante es pensar en esa cantidad de gente que habría seguido viviendo y muriendo en el mismo lugar y, entretanto, entre vivir y morir, lo único que habrían hecho es sobrevivir al día siguiente", concluye Calaf sobre su experiencia en un país donde las mujeres se enfrentan a una discriminación generalizada en todas las etapas de su vida y en todos los ámbitos.