La devoción y la fe están muy presentes en las fiestas del Pilar de Zaragoza con actos multitudinarios como la Ofrenda de Flores o el Rosario de Cristal, que trascienden la mera espiritualidad y son una manifestación cultural de todos los zaragozanos y aragoneses.

Cada 12 de octubre, más de 300.000 personas ataviadas con su indumentaria tradicional recorren las calles del centro de Zaragoza para entregar sus flores a la patrona y tejer durante casi 16 horas un colorido manto sobre la estructura que se instala en la Plaza del Pilar, a cuyos pies se llevan a cabo actuaciones de folclore.

Desde su primera edición en 1954, el número de participantes en la Ofrenda de Flores no ha dejado de aumentar así como el de personas de otros países que rinden homenaje a la patrona. Oferentes de Ecuador, Colombia, China, Rumanía, Japón, México, Guinea Ecuatorial… y así hasta 18 países en la ofrenda del 2019.

El siglo XXI trajo consigo algunas novedades al acto más emblemático de los festejos, como el cambio de ubicación de la estructura de la virgen de uno de los laterales al centro de la plaza a propuesta del cineasta Bigas Luna, o las ofrendas virtual y fluvial, con los oferentes llegando en barco por el río Ebro.

En los días previos a la ofrenda, las floristerías de la ciudad se afanan en cumplir con todos los encargos de los participantes en la ofrenda, los balcones se adornan con imágenes de la patrona y banderas de Aragón, y las familias cuidan con mimo hasta el último detalle para lucir sus mejores galas en el día grande de los festejos.

En la mañana del 13 de octubre, las 17 casas regionales de la ciudad y otras comunidades autónomas invitadas hacen lo propio en la Ofrenda de Frutos, menos multitudinaria que la de flores pero también repleta de música y colorido.

Al caer la tarde, el fervor ilumina las calles del casco histórico en uno de los actos más bellos y menos conocidos fuera de Aragón que pueden contemplarse en las fiestas, el Rosario de Cristal, en que las cuentas son sustituidas por faroles de cristal, con 15 faroles monumentales transportados en carrozas, todo ello ideado por el arquitecto Ricardo Madalena.

El origen del Rosario de Cristal se remonta al siglo XIX. Los faroles simbolizan casa una de las partes de la oración del rosario, que los devotos van rezando: misterios, padrenuestros, avemarías, glorías y letanías.