Son una de las citas obligadas cada Fiestas del Pilar. Aunque, no por ser una de las tradiciones, están exentas de novedades. Este año, la principal de ellas se deja ver desde bien lejos: se trata del Mirador Princess, una monumental noria de 70 metros de altura que, como si del London Eye se tratase, ofrece una panorámica de 360° nunca vista de la capital del Ebro.

El sevillano Juan Manuel Domínguez, responsable de la atracción, explica que se trata de "la noria desmontable más grande del mundo en estos momentos. Y está nuevecita. Antes que en Zaragoza solo ha estado en San Fermines y en la Feria de Málaga". Con capacidad para 336 pasajeros, esta mole iluminda por led pesa 600 toneladas y sus cabinas están climatizadas y adaptadas para discapacitados.

Marta, una joven de Las Fuentes, opina que "valen la pena los 4 euros que cuesta el viaje". Aunque su novio David comenta desde la cúspide que "la esperaba más alta", ella cree que "es mejor que la gente con vértigo no suba".

Entre castillos hinchables con la silueta de Bob Esponja, churrerías y luces de colores, abundan los flamencos rosas de peluche, que al parecer es el muñeco más codiciado este año en las tómbolas.

Seguro que la pequeña Leyre, de Alfamén, de dos añitos, quiso llevarse uno para casa. Aunque entre los caballitos y las barcas, a las que se subió con su tía Josune, ya tenía bastante donde atender.

Otra Leyre, en este caso de Delicias, aguardaba paciente mientras su familia trataba de llevarse un jamón o el tradicional "pan, chorizo y vino". Pero, de momento, "lo único que nos ha tocado es pagar", bromeaba su padre.

Unos metros más allá, un grupo de chicas jóvenes se dejaba la garganta gritando mientras el Saltamontes las elevaba por los aires a ritmo de techno.

Pero, entre el estruendo de las atracciones y de las tómbolas, este año también hay algún remanso para tranquilidad en las ferias. Bajo una jaima se levanta una auténtica tetería árabe, llena de cojines y pipas de agua. Es lo que tiene la globalización, que te planta un trozo de Marruecos en pleno Valdespartera.

Aunque también lo genuinamente mañico tiene su espacio. Este año, la asociación de feriantes ha habilitado una carpa "para que padres y abuelos enseñen a sus hijos cómo jugaban", explica Tomás Cabeza, responsabe de Juegos Tradicionales. Tradición y novedad en un solo recinto.