Es, sin duda, uno de los espectáculos que aglutina un mayor número de público. Los fuegos artificiales son siempre sinónimo de fiesta mayor, y antaño eran la forma de anunciar que acababa cada una de las jornadas festivas, sobre todo para las personas más mayores y los cientos de familias que siempre han encontrado en este despligue de fantasía luminosa la mejor forma de dejar contentos a los niños antes de meterlos en la cama. Eso sí, para otros, era también el comienzo de la noche, en la que se vive otra fiesta.

En la actualidad, los fuegos artificiales ya no se lanzan cada día, por lo que el regreso, ayer, al programa pilarista después de tres días de parón, denota de nuevo la presencia de una gran celebración.

Así, el parque de Torre Ramona fue el lugar elegido ayer para el disfrute de un nuevo castillo piroténico, el tercero de las fiestas tras los fuegos del día del pregón y los que el domingo se lanzaron desde Torrero. Con un parón hoy viernes, día del Pilar, los fuegos artificiales volverán el sábado, en esta ocasión al barrio Oliver, y el domingo, a la ribera del Ebro, como apoteosis del fin de las fiestas del Pilar.

Agua, luz y sonido

De todas las formas, para los amantes del arte de los juegos de luces, y con mucho menor estruendo, cada día, en el Parque Grande José Antonio Labordeta, a las 20 horas, se puede disfrutar de un espectáculo de agua, luz y sonido, en el que las fuentes del parque bailan al ritmo de distintas músicas.