La tormenta desatada tras el fiasco del Párking Norte ha convertido las próximas fiestas del Pilar en una especie de prueba de fuego en el que cualquier resultado que no sea el éxito generará más polémica. Por no abrir el principal recinto del Actur, el más grande con capacidad para 45.000 personas, y por el cisma abierto en el seno de Interpeñas, abierta en canal y con nueve peñas de las 26 ya fuera de la federación. Pero para estos, reconocidos el pasado viernes por el pleno como el alma de las fiestas, las consecuencias irán más allá de no poder ofrecer un cartel, como ya le sucedió en el 2013. Hay efectos menos románticos y más económicos, como es el de estar atado a Pam Hosteleros, como mínimo, hasta el 2019. El trabajo que la corporación le prometió iniciar el próximo 15 de octubre nacerá sabiendo que existe un contrato privado de esta entidad sin ánimo de lucro con una empresa privada de hostelería, Pam Hosteleros. Con la que lleva trabajando en exclusiva desde hace más de dos décadas.

EL PERIÓDICO ha tenido acceso a un acuerdo privado, «contrato» según matizó a este diario el presidente de Interpeñas, Braulio Cantera, que se firmó en el 2010 por una duración de siete años. Este sigue en vigor, no ha caducado porque ni uno ni otro han sido capaces de ganar el concurso público este año a ninguno de los dos grandes recintos de conciertos. Licitaron por separado al de Valdespartera, el Espacio Zity, que se llevó con holgura MPH Eventos, un tercero en discordia que nadie esperaba. Sin su puja, hoy se puede saber que el ganador de ese recinto habría sido Pam Hosteleros, que ofreció una cantidad en el canon al ayuntamiento que duplicaba la de Interpeñas.

Con el concurso público ya en licitación del Párking Norte, en julio, mientras los peñistas negociaban un acuerdo que resultó fallido con el Parque de Atracciones para instalar allí, junto a los Pinares de Venecia, su pabellón, y pedían en paralelo ubicarlo en la explanada de Miguel Servet que les vio nacer, en1995, Pam Hosteleros preparaba una oferta para hacerse con el recinto del Actur. Una puja en la que, según ha podido saber este diario y admitió Cantera, Interpeñas tenía parte económica también.

El presidente de los peñistas afirmó que el acuerdo por un año anunciado a principios de agosto por la federación incluía en sí mismo la instalación de un escenario para sus conciertos si ganaba Pam y la renuncia a una parte del dinero que ellos, al activarse el contrato privado suscrito en el 2010, percibirían por tener las barras de esta empresa. El acuerdo pasaba, como desde hace más de 20 años, por percibir una cantidad a cambio de dejarle montarlas (Cantera niega las informaciones que señalan que llegó a superar los 200.000 euros), y Pam ingresaría «toda la recaudación por la venta» durante 9 días. A cambio, daba un cupo máximo de los llamados bonopedos, esos descuentos en los que 38 euros en consumiciones a los peñistas se les dejaba en 25. Así pudo licitar por un canon de 286.001 euros. Pero se quedó a 8.000 de la adjudicataría, Ferias Lanzuela.

Cualquiera podría pensar que adjudicarse Valdespartera o el Párking Norte -ambos hasta el 2021-, a un año de que ese contrato del 2010 cumpliera su vigencia de 7 años, les abría la puerta a renegociar uno nuevo en el 2019. Cantera rechaza esa tesis, y afirma que lograr un pabellón propio «permitiría negociar el año que viene con quienes quisiéramos». Es decir, que los «tres contratos» consecutivos no significan que fuera a ser Pam la elegida. Ahora habrá que esperar al 2020, porque siguen atados al no obtener pabellón este año.

El único año en que quedaban liberados de esa obligación contractual, en el 2013, cuando tampoco tuvo pabellón propio, confiaron también en el Espacio Z, y en Pam. «Pero negociamos también con Alberto Campuzano, y su oferta fue muy inferior» explicó Cantera. Así se explica por qué hablaron este año con el gestor del Espacio Zity, que le ofrecía descuentos, pero las barras las ponía él. Días después, Interpeñas anunció el acuerdo con Pam.