Probablemente con poco (o nada) que hiciera, Javier Ibarra iba a triunfar ayer en el Príncipe Felipe. Las entradas estaban agotadas desde hace días y el ambiente, incluso caldeado en los días previos por un pregón que no se olvidará en mucho tiempo, más que preparado. Aun así, Kase.O arrasó sobre el escenario en el que volvió a demostrar que el hip hop ya no será nunca lo mismo. Bastó que RdeRumba moviera los platos para que el pabellón se viniera abajo antes incluso de que empezará un Esto no para que no dejó a nadie tranquilo. Ni a los que estaban en las butacas. Y todo quedó grabado en un DVD que está previsto salga el año que viene.

Durante el concierto, Kase.O desgranó, acompañado de uno de los grandes valedores de la escena zaragoza, El Momo, las canciones de su último disco, El círculo, sin dejar de lado algunas de las canciones (especial mención a Ballantines) que junto a Violadores del Verso encumbró al MC como el mejor rimador en lengua castellana.

Pero si el Príncipe Felipe fue el epicentro «extraterrestre» de la noche musical, fueron varios los planetas donde también sonó la música.

En la plaza San Bruno fue la hora de las reivindicaciones. Las de una lengua minoritaria, el aragonés, que de la mano de Nogará-Religada, ha reunido a 20 grupos (Prau, Camille, María José Hernández, Las gunidillas y Ni Zorra!, entre otros) para el proyecto O zaguer chilo que ayer se puso de largo en la plaza San Bruno. Entre las actuaciones que se pudieron disfrutar, resaltó una vez más la del rapero Krevi Solenco que demostró que el rap y la rima no son propiedad de un idioma sino del sentimiento. Bravo por su propuesta. En definitiva, buen ambiente con mucha variedad musical en una de las plazas que más éxito está teniendo durante estas fiestas.

ROCK SIN CENSURAS / Y para rematar la noche, en un planeta no muy lejano, Insolenzia lanzaba una noche (la de la Federación de Radios Libre) en la plaza del Pilar en la que contó como compañeros de viaje nada más y nada menos que con Gen, La banda trapera del río y El Drogas. Rock duro sin etiquetas y sin censuras que conquistó uno de los escenarios más grandes de estas fiestas. Esas que no son propiedad de nadie y en las que cada vez tienen más cabida los diferentes géneros musicales. El planeta Zaragoza sigue estando muy en forma.