Roberto Plo (Lucena de Jalón, Zaragoza, 1977) celebró recientemente su noveno año como profesional de la jota. El pasado domingo, 8 de octubre, se proclamó campeón del Extraordinario de canto masculino en el CXXXII Certamen Oficial. Fue finalista en los años 2011, 2012 y 2013, y ganador del Ordinario en 2015.

¿Cómo empezó su afición por la jota?

Toda mi vida he sido un gran aficionado, yendo a certámenes o escuchándolas por la radio. Mi primer contacto directo fue con siete años de la mano de Alfredo Longares, pero no fue hasta el 2009, con 32 años, cuando comencé en serio. Mi hermana apuntó a mi hija a la escuela de jota en Épila, y a mí para acompañarla. Allí me dijeron que no lo hacía mal.

¿Cómo es la preparación de una gran cita como el Certamen Oficial?

Empezamos a prepararlo desde el final de pilares. Las fiestas acabarán el domingo y el martes comenzaremos ya a preparar el certamen del año siguiente. Después, en junio todo se intensifica. Además, en el caso del Extraordinario hay que trabajar también las obligadas, que a mi es lo que más me cuesta (se ríe) y que, normalmente, salen en septiembre.

¿Alguna obsesión los días previos?

Soy un poco maniático. Una semana antes me preparo la maleta con lo que voy a ponerme en el certamen. Siempre llevo en el chaleco una Virgen del Pilar grande, otras dos más pequeñas pasadas por el manto, dos agujones con una medalla de la virgen y, además, un pin de la asociación contra el cáncer de mama. Bueno, y luego también llevo una cintas de la virgen cosidas en los calzones.

¿Cuál es su espíritu cuando sale al escenario?

Siempre intento salir a disfrutar, pero a una competición uno siempre sale a ganar. Este año sí que he disfrutado mucho y he estado con menos nervios, y justo ha sido el año en el que he ganado el Extraordinario.

¿Alguna vez ha ganado sin disfrutar?

Ha habido de todo. En unas ocasione he disfrutado sin ganar y, en cambio, he ganado certámenes sin disfrutar...

¿A qué se debía?

Hay veces en las que estás pensando en otras cosas o tienes la sensación de no tener bien la garganta, aunque luego hayas hecho una actuación muy buena. Los cantadores estamos obsesionados con la garganta (se ríe).

¿Siente más responsabilidad al actuar hoy en la fuente de Goya?

La responsabilidad es la misma que hacerlo en otro escenario. Sí que siento una ilusión y una emoción muy grandes. Para un jotero cantar en la plaza del Pilar el 12 de octubre siempre es especial pero, ante todo, para mí lo importante es que la jota se oiga bien y se transporte fuera de nuestra tierra. Todos los marcos son importantes.

¿Qué representa la jota para usted?

Es nuestra cultura y nuestra seña de identidad. Yo no me considero cantante. Soy jotero y canto el folclore de mi tierra. Nuestra historia se cuenta muchas veces a través de una jota que ha sido transmitida de padres a hijos. Es nuestra cultura y una tierra sin cultura es una tierra que muere en el olvido. Y no quiero ni que muera la jota ni que muera mi tierra.

¿Goza de buena salud la jota en nuestra comunidad?

Yo creo que sí. Allá donde hay un certamen se llena de chavales en las categorías benjamines, infantiles y juveniles. Pero una cosa es que tenga buena salud y otra es no cuidarla. ¿O tú por estar sano te dejas de cuidar?

¿Cree que la jota todavía engancha?

Sí. Hay muchos colegios que la tienen como actividad. También los diferentes grupos trabajamos todo el año por llevarla allá donde nos llamen. Baluarte (grupo al que pertenece Plo) hace un tiempo estuvo en Londres y en junio fuimos a un intercambio de folclore en Bilbao. El grupo El Pilar, por ejemplo, también la lleva a Alemania.

¿Cree que falta apoyo?

Está un poco dejada por parte de instituciones y medios de comunicación. No le dan la importancia que tiene. Hay que promocionarla durante todo el año y no solo durante las fiestas. Luego, durante pilares nos encontramos trabas como no tener un espacio propio.

¿Tienen alguna responsabilidad los grupos?

La desunión o rivalidad que ha podido haber se ha ido eliminando. Yo creo que el mundo de la jota es abierto, pero es difícil cuando llamas a puertas y no te responden. La gente ha ido abandonando la mesa sectorial porque no se les trata como merecen ni se les escucha. No queremos estar por encima de nadie, pero tampoco por debajo.