El ganadero José Luis Marcuello se mostraba eufórico al término del festejo. Liberando la tensión acumulada en las últimas jornadas, sus primeras palabras fueron de "agradecimiento a la empresa por contar con nosotros nada más saberse adjudicatarios". Más allá de valoraciones contradictorias entre aficionados --que las habrá-- entre los partidarios del premio o no, Marcuello se reafirmó en su convencimiento: "Veo el indulto, claro que sí, porque ha cumplido con el capote, en el caballo y ha humillado, siempre con la cara por el suelo". Hijo de un toro de Bucaré (familia Buendía, encaste Santa Coloma) y de una vaca de Pablo Mayoral, fue el mejor exponente de una novillada muy completa que provenía, cuatro novillos de uno y dos de otro semental. Es el premio a la profesionalidad y al trabajo bien hecho. Un hito.